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EL BURGO DE OSMA: EL MATRIMONIO QUE FUE A ROGAR A DIOS...

EL MATRIMONIO QUE FUE A ROGAR A DIOS
En aquella aldea soriana, solo había una pequeña iglesia, y un matrimonio al verse enferma la esposa, decidieron ir a pedir a su dios salud, para poder seguir en esta vida trabajando y sacando a sus hijos adelante, La esposa se encontraba sin mucha fuerza, alguna enfermedad de las que entonces se llamaban raras, la tenía mortificada, entonces el marido pensando de que en El Burgo de Osma, existía una catedral fabulosa, sería mucho más fácil el rogar a dios y sus santos, salud, para continuar siendo fieles a sus santos mandamientos.
El marido preparo el carro de yugo y sus dos acémilas, y en un domingo de otoño salieron camino del Burgo. La madrugada fue muy grande, y llegaron al Burgo de Osma sobre las doce de la mañana, pronto dejaron el carro y sus acémilas, aparcadas a las afueras de dicha ciudad, sin perder tiempo, enseguida llegaron a la catedral, que aún estaba abierta. Donde pronto se arrodillaron delante de su altar mayor. La esposa lloraba de emoción, pidiéndole a dios que la diera salud de nuevo, aunque al verse sin apenas fuerza, se diera cuenta de que estaba muy cerca su final, el marido por dentro suplicaba y rogaba a Cristo por la salud de su esposa. El matrimonio era un manantial de lágrimas sin lanzar al viento ni una sola palabra, Así estuvieron durante más de quince minutos, rogando y suplicando por la salud de aquella mujer, que se veía sin alientos para continuar en esta travesía que es la vida.
El matrimonio después de comer en El Burgo, salieron camino de su destino en la aldea, donde ya de noche llegaron para poder descansar de dicho viaje, los hijos ya casi jóvenes, esperaban con ansiedad su vuelta, y pudieron abrazar a sus padres, preguntándoles como les había ido en el viaje,
Los padres dijeron que les había ido muy bien, que la catedral del Burgo, era espectacular. Y que esperaban que dios y sus santos, les ayudaran a salir de dicha anomalía. Para reiniciar su vida normal, como así parecía en los siguientes días, hasta que una noche de finales de otoño, la esposa fallecía, sin poder hacer nada los médicos de hace más de un siglo.
El dolor en la familia era terrible, el hijo mayor llego a decir, Dios no nos ha escuchado, lo que más quería en esta vida nos lo ha llevado, y en su desesperación llego hasta gritar. Pidiendo razones de porqué la muerte es tan traicionera.
El silencio en la aldea era terrible, nadie se atrevía a soltar una palabra, tan solo la soledad les dejo llorar a su madre y esposa, en el más terrible de los silencios.
La vida y la muerte caminan unidas, aunque el tiempo las separe de momento, pero al final del túnel, se llegan a encontrar sin remedio. G X Cantalapiedra.