DICEN QUE LLEGÓ UN POETA POR LAS TIERRAS DE CASTILLA
Dicen que llegó un poeta a ese lugar de Castilla, y que fue su vida inquieta dulce y seria en esa villa. Las mujeres le miraban y el hombre se estremecía, y muchos le calculaban en ver su larga agonía. Caminaba entre las sombras, de noche nunca salía, sus barbas eran temidas sin declarar lo que hacía. Poeta lleno de versos que poco a poco salían, a veces tuvo suspenso y pocos le comprendían. Entre sus pasos cansados notabas su simpatía, y algunos hombres honrados si le dieron armonía. Viejas tierras castellanas, repletas de antipatía, en las preciosas mañanas, el viento fue compañía. Poeta por los caminos llenos de sombras marchitas, sin probar apenas vinos algunas piedras le gritan. Pasando el desfiladero, cerca del Puente el Suicida, se escuchaba el cancionero con versos llenos de vida. No te vayas hasta el Puente, no quieres ser un cuentista, allí no existe aliciente y puedes perder la vista. Sus ojos brillan con fuerza, la tarde no tiene espinas, hoy se quita la pereza si se mira a las colinas. Por El Camino del Puente que le llaman del Suicida. Apenas se ve el ambiente de esa ciudad elegida. Los álamos van cantando su sonora poesía, y el Río viene clamando por no borrar cortesía. Hoy las piedras amenazan con sus grandiosas alturas, hay clavos con sus tenazas que pudieran ser diabluras. La tarde se va acabando, la noche vendrá más fría, la brisa viene llevando una fuerte melodía. El poeta está tranquilo, sus versos tienen su rima, más en el valle perfilo lo duro que fue su clima. Las envidias son espadas que por las calles circulan, y no las llevan las hadas sus conclusiones son duras. Aferrados a su historia los escritores maduran, y no piensan en la gloria ni quieren trazar locuras. El poeta sigue viejo entre sueños de amarguras, más no le sigue el complejo de escribir sobre diabluras. G X Cantalapiedra.
Dicen que llegó un poeta a ese lugar de Castilla, y que fue su vida inquieta dulce y seria en esa villa. Las mujeres le miraban y el hombre se estremecía, y muchos le calculaban en ver su larga agonía. Caminaba entre las sombras, de noche nunca salía, sus barbas eran temidas sin declarar lo que hacía. Poeta lleno de versos que poco a poco salían, a veces tuvo suspenso y pocos le comprendían. Entre sus pasos cansados notabas su simpatía, y algunos hombres honrados si le dieron armonía. Viejas tierras castellanas, repletas de antipatía, en las preciosas mañanas, el viento fue compañía. Poeta por los caminos llenos de sombras marchitas, sin probar apenas vinos algunas piedras le gritan. Pasando el desfiladero, cerca del Puente el Suicida, se escuchaba el cancionero con versos llenos de vida. No te vayas hasta el Puente, no quieres ser un cuentista, allí no existe aliciente y puedes perder la vista. Sus ojos brillan con fuerza, la tarde no tiene espinas, hoy se quita la pereza si se mira a las colinas. Por El Camino del Puente que le llaman del Suicida. Apenas se ve el ambiente de esa ciudad elegida. Los álamos van cantando su sonora poesía, y el Río viene clamando por no borrar cortesía. Hoy las piedras amenazan con sus grandiosas alturas, hay clavos con sus tenazas que pudieran ser diabluras. La tarde se va acabando, la noche vendrá más fría, la brisa viene llevando una fuerte melodía. El poeta está tranquilo, sus versos tienen su rima, más en el valle perfilo lo duro que fue su clima. Las envidias son espadas que por las calles circulan, y no las llevan las hadas sus conclusiones son duras. Aferrados a su historia los escritores maduran, y no piensan en la gloria ni quieren trazar locuras. El poeta sigue viejo entre sueños de amarguras, más no le sigue el complejo de escribir sobre diabluras. G X Cantalapiedra.