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EL BURGO DE OSMA: LLEGÓ SIN PREGUNTAR NADA...

LLEGÓ SIN PREGUNTAR NADA
Era una noche de verano de hace muchos años, quizá fuera por el año 1945, y aquella mujer que parecía de porcelana, levantaba curiosidad entre las gentes del Burgo de Osma, que en aquel tiempo todo levantaba sospecha, por ser años de estraperlo y hambruna. Aunque la mujer era bella, y la noche se la vino encima, pudo cenar en un bar de la plaza de esta ciudad diocesana, el camarero quiso entablar con la mujer conversación, le parecía una señora con categoría buena, aunque sus ojos brillaban como estrellas raras, y al ver que le miraba con descaro, dejó de contemplarla de cerca. Mirandola sus manos desde una distancia prudente, con dedos largos y bonitos, que parecían jugar con los vasos en la mesa, algún cliente enseguida sospecho de ella, y pronto largo, esta mujer es una bruja encantada. Más al llegar las once de la noche, la mujer aquella se alejo camino del Río Ucero, y con el miedo de ser visto ningún hombre la siguió, aunque alguien llamo a la autoridad, al ver que su cartera estaba con bastante dinero, y la señora llevaba buena ropa de verano. La autoridad decía no toda la gente es mala, ni viciosa, y menos todavía que sea una bruja encantadora.
Eran años de dudar de todo, de ver fantasmas donde no existía ningún problema, y de ver la noche como si fuera un tiempo de no caminar a oscuras, al día siguiente el murmullo de aquella mujer de porcelana se calló, ya que alguna esposa lanzó a su marido, “no habrás sido tu él que la quiso conocer a fondo, que ya te conozco, y se como te gustan todas las mujeres, aunque fueran brujas”. La historia tuvo algunos hombres en vilo, era como si algo prohibido circulara por sus calles, más el temor a las criticas hizo desaparecer dicha leyenda. Fuese bruja o no, sí que parecía de porcelana refinada, algo no muy común por esas tierras del Ucero. Y El Abión.
G X Cantalapiedra.