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EL DESTINO NUNCA ES FACIL
Me preguntaba un amigo por esas tierras de Soria, si la vida que vivimos pudiera ser otra historia. La pregunta era confusa, nadie conoce su historia, si la salud es intrusa pudiera anular tu gloria. La tarde se fue marchando, caminábamos entre sombras, las piedras eran murallas de las que a veces te asombran. De testigo el Río Ucero, que llevaba bien sus aguas, pensamos si habrá aguacero más allá de las murallas. Fuimos con nuestro paseo meditando entre palabras, El Río Ucero es deseo de hablarnos de ciertas trabas. Por El Puente del Suicida con su cascada amarrada, vimos la tarde vencida pensando en noche cerrada. No vale nombrar historias, no sirven penas cuidadas, ni querer hablar de glorias en las noches despiadadas. El Burgo de Osma es sigilo en la noche congelada, es lo mismo estar en vilo en las duras madrugadas. Fuimos contando las penas, sin querer llorar por nada, la noche te da condenas que son una encrucijada. El destino nunca es fácil, lo comprendí una mañana, el humano se hace frágil si siente su vida vana. No le preguntes a nadie, nadie sabe tu mañana, el viento corre amigable en la noche más cercana. Cruzamos un Puente viejo, El Río Abión miraba, las piedras te dan complejo con la Torre iluminada. Si caminas entre riscos si ves sus piedras mermadas, el hielo puede hacer ciscos sus paredes medio atadas. Es un camino precioso, que tiene tardes cuidadas, donde caminas dichoso entre piedras columpiadas. El Burgo tiene esas cosas que nadie quiere asustarlas, allí no nacen las rosas solo piedras endiabladas. El Ucero va tranquilo, sus aguas nunca descansan, El Duero tiene destino con sus sombras siempre mansas. Pasearse entre los Ríos en las tardes más templadas, sin notar escalofríos vivirás horas gozadas.
G X Cantalapiedra.
Me preguntaba un amigo por esas tierras de Soria, si la vida que vivimos pudiera ser otra historia. La pregunta era confusa, nadie conoce su historia, si la salud es intrusa pudiera anular tu gloria. La tarde se fue marchando, caminábamos entre sombras, las piedras eran murallas de las que a veces te asombran. De testigo el Río Ucero, que llevaba bien sus aguas, pensamos si habrá aguacero más allá de las murallas. Fuimos con nuestro paseo meditando entre palabras, El Río Ucero es deseo de hablarnos de ciertas trabas. Por El Puente del Suicida con su cascada amarrada, vimos la tarde vencida pensando en noche cerrada. No vale nombrar historias, no sirven penas cuidadas, ni querer hablar de glorias en las noches despiadadas. El Burgo de Osma es sigilo en la noche congelada, es lo mismo estar en vilo en las duras madrugadas. Fuimos contando las penas, sin querer llorar por nada, la noche te da condenas que son una encrucijada. El destino nunca es fácil, lo comprendí una mañana, el humano se hace frágil si siente su vida vana. No le preguntes a nadie, nadie sabe tu mañana, el viento corre amigable en la noche más cercana. Cruzamos un Puente viejo, El Río Abión miraba, las piedras te dan complejo con la Torre iluminada. Si caminas entre riscos si ves sus piedras mermadas, el hielo puede hacer ciscos sus paredes medio atadas. Es un camino precioso, que tiene tardes cuidadas, donde caminas dichoso entre piedras columpiadas. El Burgo tiene esas cosas que nadie quiere asustarlas, allí no nacen las rosas solo piedras endiabladas. El Ucero va tranquilo, sus aguas nunca descansan, El Duero tiene destino con sus sombras siempre mansas. Pasearse entre los Ríos en las tardes más templadas, sin notar escalofríos vivirás horas gozadas.
G X Cantalapiedra.