LLEGO COMO UN FANTASMA Y SE EVAPORO
Cuentan algunas leyendas que llegó un hombre mayor al Burgo de Osma, en medio de la Semana Santa, de hace más de cien años, con aspecto de señorito campesino de estas tierras de Soria, y pronto se metió en todos los actos religiosos de dicha ciudad, Dicen que tenia una voz fuerte, quizá un poco ronca, pero que cantaba todos los pasos de dichas ceremonias. El hombre aquel no tuvo conversaciones con nadie, ni dirigió la palabra a nadie, tan sólo parece que entro en alguna taberna para poder comer algo de productos de esa tierra, por la noche desaparecía sin dejar rastro alguno, El Domingo de Resurrección, parece que le vieron dando vueltas algunas iglesias del Burgo y Osma, y después de la comida desapareció sin dejar huellas, Pasados unos días de aquella Semana Santa, alguien empezó a comentar que le habían visto paseando por las orillas del Río Ucero, poco más tarde comentaban que era por las orillas del Río Abión, Todo parecía una falsa alarma, cada vecino que comentaba algo era un despropósito, y así pasaron bastantes días que cualquiera se confundía con aquel hombre mayor que se evaporo por El Burgo de Osma. El verano aquel se comentaba que salía andar de madrugada por las orillas de ambos ríos, nada era verdad, sólo las personas con ganas de hablar lo comentaban, y así se evaporo aquel hombre, que no parecía un mendigo, si no todo lo contrario. Pasaron los años y nunca más se volvió hablar de aquel hombre bien vestido, que cantaba el miserere con una voz potente y ronca, que desapareció por esas tierras de templarios, y quizá paso de largo, para conocer las verdaderas leyendas de ese lugar, que parece que fue hace muchos años, una tierra de religiosidad profunda. Y que así se recuerda cuando podemos leer a Don Antonio Machado. Que lo recuerda. G X Cantalapiedra
Cuentan algunas leyendas que llegó un hombre mayor al Burgo de Osma, en medio de la Semana Santa, de hace más de cien años, con aspecto de señorito campesino de estas tierras de Soria, y pronto se metió en todos los actos religiosos de dicha ciudad, Dicen que tenia una voz fuerte, quizá un poco ronca, pero que cantaba todos los pasos de dichas ceremonias. El hombre aquel no tuvo conversaciones con nadie, ni dirigió la palabra a nadie, tan sólo parece que entro en alguna taberna para poder comer algo de productos de esa tierra, por la noche desaparecía sin dejar rastro alguno, El Domingo de Resurrección, parece que le vieron dando vueltas algunas iglesias del Burgo y Osma, y después de la comida desapareció sin dejar huellas, Pasados unos días de aquella Semana Santa, alguien empezó a comentar que le habían visto paseando por las orillas del Río Ucero, poco más tarde comentaban que era por las orillas del Río Abión, Todo parecía una falsa alarma, cada vecino que comentaba algo era un despropósito, y así pasaron bastantes días que cualquiera se confundía con aquel hombre mayor que se evaporo por El Burgo de Osma. El verano aquel se comentaba que salía andar de madrugada por las orillas de ambos ríos, nada era verdad, sólo las personas con ganas de hablar lo comentaban, y así se evaporo aquel hombre, que no parecía un mendigo, si no todo lo contrario. Pasaron los años y nunca más se volvió hablar de aquel hombre bien vestido, que cantaba el miserere con una voz potente y ronca, que desapareció por esas tierras de templarios, y quizá paso de largo, para conocer las verdaderas leyendas de ese lugar, que parece que fue hace muchos años, una tierra de religiosidad profunda. Y que así se recuerda cuando podemos leer a Don Antonio Machado. Que lo recuerda. G X Cantalapiedra