Luz ahora: 0,12203 €/kWh
LE PREGUNTARON POR SU SEMANA SANTA
Aquel hombre castellano viejo, de la tierra soriana del Burgo de Osma. Le preguntaron que si se marcharía a pasar la Semana Santa en su tierra, y el hombre aquel les contesto, Quiero pisar aquella tierra, y si puedo llevaré conmigo sus tradiciones como antiguamente, no preciso cambiar nada, incluso mi casa quiero que siga igual que hace años estaba, Para mi el reloj de la vida me está enseñando a estar conforme con lo que yo siempre disfrute, no preciso de grandes turbulencias, ni de copas de coñac que me salgan por los oídos, mi coche tiene muchos años, y no quiero perderle ni venderle, aunque me cause bastantes averías por su estado, me sigue trayendo de un lado a otro sin demasiados problemas, y estoy contento con su marcha general. Voy al Burgo de Osma con la tranquilidad de volver a pisar las mismas losas de hace muchos años, quizá ya de niño esperaba esto de poder pasear por las calles y recovecos que lo hice hace bastantes años. Hoy me siento con fuerza para subir hasta la Cruz del Siglo, y desde allí divisar este valle del Río Ucero, mientras miro el otro Río del otro lado, El Río Abión, serio entre losas y piedras milenarias, que parece que su estado nunca ha cambiado. Cruzar cualquier Puente del Río Ucero, es como volver a recorrer los caminos y veredas de mi niñez. Y ver esa Torre de la Catedral, como si fuera un vigilante día y noche que intenta mantenerse en pie. El hombre del Burgo de Osma, estaba convencido de su caminar por esas tierras de viejos templarios, de sombras nocturnas con ecos de pisadas y animales salvajes, que parecen no ser importantes para las personas que nacieron por estas tierras, donde los pinares y enebros siguen sus marchas constantes. Sin reclamar nada raro, Tan solo a veces el poder escuchar en la lejanía, algún eco del ser humano que despliega fantasía. G X Cantalapiedra.
Aquel hombre castellano viejo, de la tierra soriana del Burgo de Osma. Le preguntaron que si se marcharía a pasar la Semana Santa en su tierra, y el hombre aquel les contesto, Quiero pisar aquella tierra, y si puedo llevaré conmigo sus tradiciones como antiguamente, no preciso cambiar nada, incluso mi casa quiero que siga igual que hace años estaba, Para mi el reloj de la vida me está enseñando a estar conforme con lo que yo siempre disfrute, no preciso de grandes turbulencias, ni de copas de coñac que me salgan por los oídos, mi coche tiene muchos años, y no quiero perderle ni venderle, aunque me cause bastantes averías por su estado, me sigue trayendo de un lado a otro sin demasiados problemas, y estoy contento con su marcha general. Voy al Burgo de Osma con la tranquilidad de volver a pisar las mismas losas de hace muchos años, quizá ya de niño esperaba esto de poder pasear por las calles y recovecos que lo hice hace bastantes años. Hoy me siento con fuerza para subir hasta la Cruz del Siglo, y desde allí divisar este valle del Río Ucero, mientras miro el otro Río del otro lado, El Río Abión, serio entre losas y piedras milenarias, que parece que su estado nunca ha cambiado. Cruzar cualquier Puente del Río Ucero, es como volver a recorrer los caminos y veredas de mi niñez. Y ver esa Torre de la Catedral, como si fuera un vigilante día y noche que intenta mantenerse en pie. El hombre del Burgo de Osma, estaba convencido de su caminar por esas tierras de viejos templarios, de sombras nocturnas con ecos de pisadas y animales salvajes, que parecen no ser importantes para las personas que nacieron por estas tierras, donde los pinares y enebros siguen sus marchas constantes. Sin reclamar nada raro, Tan solo a veces el poder escuchar en la lejanía, algún eco del ser humano que despliega fantasía. G X Cantalapiedra.