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EL BURGO DE OSMA: NO TE FRENES.....

NO TE FRENES..
Los años le fueron dejando sin muchas ideas, y su vida el mismo la fue acotando, no se acercaba a ninguna mujer por miedo a patinar, o sea a llevarse algún descaro, su vida sexual para él estaba acabada, le habían operado de la Próstata hacía cuatro años, y su pasar por la vida era contar su economía diariamente, saber si le producían algún interés el dinero en el banco. Una mujer tenía en su mente, pero le caía lejana, no por la distancia que vivían, si no por la forma de vida de cada cual, El hombre rudo y trabajador, había logrado hacer un capital bastante bueno, y la mujer de su mente, todo lo había heredado, eran distintas visiones y formaciones en la vida, por eso se veían cada día más distantes, aunque de vez en cuando se cruzaran por la calle, y tan solo se dijeran adiós. Más un día llegó hasta él un amigo de la infancia, que tenía mucho recorrido en cosas de mujeres, animándole a decirla alguna cosa de interés a esa mujer que quizá él admiraba, Aquellas palabras para el hombre aquel, eran como para una persona que no sabe nadar y querer cruzar el Duero por Oporto, era imposible salir de su vida cotidiana, su mundo era distinto, el tiempo le había dejado como a un juguete roto. Y en su soledad le tenía atenazado el poder salir de su monotonía. Su vida diaria no tenía problema alguno, más la soledad es muy dura y más encerrado en un pueblo donde existen pocos medios de diversión. Su caminar diario era bajar hasta el bar donde jugaba su partida de cartas, y de nuevo volver a su casa para ver la televisión durante horas, y allí hablar con las fotos de sus antepasados. Nunca este hombre se declaró aquella mujer a la que admiraba, ni quiso salir de vacaciones y dejar su casa cerrada, era demasiado para él, que toda su vida estuvo en el trabajo agrícola. Sin pensar que le llegaría un día que estaría sólo, aunque el dinero no fuera su problema. El problema era el sólo, que nunca quiso vivir acompañado, tan solo una señora le limpiaba la casa de vez en cuando, y siempre que el estuviera fuera de la casa para no molestarla. Su vida se evaporo, y pronto los herederos acudieron a sus dineros, para que el demonio no se los llevara. Así fue la vida de este hombre rural.
G X Cantalapiedra.