ERA UNA TARDE DE VERANO DE HACE MUCHOS AÑOS
La Ribera del Ucero
buscando sueños preciosos,
que se fueron hasta El Duero
con sus vientos orgullosos.
Aquella noche pensaba
cómo se vive la tarde,
y el amor que allí brotaba
era calor de lo que arde.
Las murallas de testigo
un poco más desquiciadas,
nadie precisaba abrigo
entre sombras delicadas.
Álamos del Viejo Ucero
que muchas gentes aclaman,
fueron arboles de acero
sobre campos que les llaman.
Los años se van viviendo
aunque sigan las murallas,
la juventud se va yendo
y olvidando sus batallas.
El Ucero sigue activo
como quien no olvida nada,
y sin saber si es festivo
tiene su senda marcada.
Por El Puente del Suicida
una voz suena y proclama,
la historia nunca es perdida
siempre que quede una llama.
El Ucero sigue andando
con sus tan preciadas aguas,
las canteras van callando
al ver que no existen fraguas.
El Burgo sigue camino
y El Ucero pide calma,
cada cual vive su signo
sin ver si el viento te llama.
G X Cantalapiedra.
La Ribera del Ucero
buscando sueños preciosos,
que se fueron hasta El Duero
con sus vientos orgullosos.
Aquella noche pensaba
cómo se vive la tarde,
y el amor que allí brotaba
era calor de lo que arde.
Las murallas de testigo
un poco más desquiciadas,
nadie precisaba abrigo
entre sombras delicadas.
Álamos del Viejo Ucero
que muchas gentes aclaman,
fueron arboles de acero
sobre campos que les llaman.
Los años se van viviendo
aunque sigan las murallas,
la juventud se va yendo
y olvidando sus batallas.
El Ucero sigue activo
como quien no olvida nada,
y sin saber si es festivo
tiene su senda marcada.
Por El Puente del Suicida
una voz suena y proclama,
la historia nunca es perdida
siempre que quede una llama.
El Ucero sigue andando
con sus tan preciadas aguas,
las canteras van callando
al ver que no existen fraguas.
El Burgo sigue camino
y El Ucero pide calma,
cada cual vive su signo
sin ver si el viento te llama.
G X Cantalapiedra.