EL BURGO DE OSMA: AQUEL HOMBRE CAMINABA JUNTO AL RÍO UCERO...

AQUEL HOMBRE CAMINABA JUNTO AL RÍO UCERO
Eran las ocho de la tarde, de aquel día de verano. EL hombre aquel caminaba sólo por la Ribera del Rio Ucero, el hombre con una edad mayor pensaba cuando su caminata era un paseo, por las orillas del Río Ucero, “Que maravilla de paisaje, que Atalaya más preciosa, que Puente Romano más bien construido sobre este Río tan austero y castellano, que termina en el Río Duero, más según iba avanzando su delirio continuaba viendo lo malo y lo bueno, a el Castillo lo miraba, con un cariño de aprecio, sus pensamientos lograba sin hacer ningún esfuerzo, el agua que circulaba apenas daba reflejos, y a las piedras las miraba temiendo su curva en pleno. Según iba caminando le vinieron ciertos sueños, que el agua se lo llevaba sin existir cementerio. Sus pasos fueron temblando, las canteras por el medio, las piedras le iban gritando, sin existir ROMANCERO, Del Burgo de Osma se alejaba, las penas buscan remedios, por el Puente del Suicida sólo quedan pasos negros. El hombre llora temblando, sus males no tienen sueños, luego se aleja marchando, dejando atrás tanto miedo. El camino del retorno a veces te da silencio, y ves la ranas cantando para anular tanto miedo, Las piedras siguen temblando, el sonido rompe hielo, en las horas de la noche tienen un peligro tenso. Aquel hombre se marchaba sin contar jamás su sueño, mirando atrás él notaba la amargura que da el tiempo. Los años pasan deprisa, no vale ponerles freno, ni soltar esa sonrisa que detrás lleva veneno. El Ucero de testigo como un caballero eterno, que no quiere dar castigo ni en el más sufrido invierno. Nadie conoce las leyes ni puede tener remedio, ni sentir que fueron bueyes quien pisaron el terreno.
G X Cantalapiedra.