EL BURGO DE OSMA: EL CACHORRO PODENCO, NO QUERÍA IRSE DEL BURGO DE OSMA....

EL CACHORRO PODENCO, NO QUERÍA IRSE DEL BURGO DE OSMA.
Aquel 22, de julio del año 2023, aquel cachorro de tres meses y medio no quería abandonar El Burgo de Osma, Eran las nueve y media de la mañana, el sol empezaba a calentar por las orillas del Río Ucero, más el coche esperaba con sus bolsos cargados en la orilla del Río, al intentar sacar la cama donde el podenco Triki descansaba, empezó el drama del animal, no quería que le levantara su domicilio particular, tirando con sus dientes afilados desafiaba a sus cuidadores temporales, ya que dicho cachorro era de sus nietos. Que no residían en dicha localidad. Entre ladridos que seguro molestaron a sus vecinos de portal, empezó la odisea de su marcha forzosa. Triki al subir al coche estaba viendo el lugar donde varios días seguidos jugaba con un perro llamado Trigo. Y del que se había hecho su amigo del alma, entre tirones de cuerda y sistema de seguridad, por fin le pudieron asegurar dentro del vehículo su viaje de retorno a la Sierra de Madrid. Cerca del Picazo. Más el podenco, al verse obligado a ir en el automóvil, se puso en pie en el asiento trasero, y sin dejar de ladrar, mirando hacia atrás como si dejara allí su vida de perro cazador, llegó hasta San Esteban de Gormaz, donde tuvo que acompañarle la abuela de los dueños de dicho perro podenco. En el asiento trasero. Y así poder descansar de tan agitado viaje. Se ve que Triki echaba en falta, esos paseos por la Calle Mayor, Plaza Mayor y Plazuela de los Cacharros, donde en dicho quiosco ceno una noche muy bien y relajado, tan solo a la joven dueña la exigió un torreznillo soriano, Además este podenco de tres meses y medio llevaba medio mes en El Burgo viviendo, pisando todos los días las orillas del Ucero, donde una tarde después de la tormenta sobre el Puente del Río Abión, al ver sus aguas todo rojas, se puso a ladrar como un loco, como si viera algo nada normal. Sus paseos por el desfiladero de La Güera, hasta llegar al Puente del Suicida, y cerca de las canteras poder ver la primera ardilla en su corta vida, eran sus aventuras de cazador sujetado, para impedir sus travesuras, muchos perros del Burgo tuvieron la ocasión de verle de cerca, sus andares y hechuras eran de un perro elegante y bonito, como más de una persona le dijeron al acariciarle, Seguro que en alguna retina se quedo dicho recuerdo. Esperemos que la Madre Naturaleza quiera que pueda volver a dicha ciudad Castellana.
G X Cantalapiedra.