POR LA RIBERA DEL UCERO
Viene El Ucero crecido
entre su ramaje frío,
el otoño va sonriendo
al ver tan crecido el Río.
Estas jornadas pasadas
cargadas de viento y frío,
dejan las tierras caladas
con algún escalofrío.
El Ucero marcha erguido
al ver grande su corriente,
y el Abión ve perdido
el caudal de su aliciente.
La nieve vino despacio
con su prisa glamurosa,
el tiempo buscó su espacio
con su corriente ambiciosa.
Las murallas son testigos
de estos tiempos delicados,
ciertos fríos son castigos
de veranos mal llegados.
El Duero camina serio
esperando algún halago,
y El Ucero ve misterio
sobre su camino largo.
Los álamos se deshacen
de sus hojas amarillas,
mientras los sueños renacen
en sus preciosas orillas.
Los caminos del Ucero
tienen sonrisas sencillas,
y si miran hacia el Duero
las tardes son maravillas.
Por estas tierras del Burgo
El Ucero da razones,
y aunque el invierno es agudo
se viven sus emociones.
G X Cantalapiedra.
Viene El Ucero crecido
entre su ramaje frío,
el otoño va sonriendo
al ver tan crecido el Río.
Estas jornadas pasadas
cargadas de viento y frío,
dejan las tierras caladas
con algún escalofrío.
El Ucero marcha erguido
al ver grande su corriente,
y el Abión ve perdido
el caudal de su aliciente.
La nieve vino despacio
con su prisa glamurosa,
el tiempo buscó su espacio
con su corriente ambiciosa.
Las murallas son testigos
de estos tiempos delicados,
ciertos fríos son castigos
de veranos mal llegados.
El Duero camina serio
esperando algún halago,
y El Ucero ve misterio
sobre su camino largo.
Los álamos se deshacen
de sus hojas amarillas,
mientras los sueños renacen
en sus preciosas orillas.
Los caminos del Ucero
tienen sonrisas sencillas,
y si miran hacia el Duero
las tardes son maravillas.
Por estas tierras del Burgo
El Ucero da razones,
y aunque el invierno es agudo
se viven sus emociones.
G X Cantalapiedra.