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EL BURGO DE OSMA: UN DÍA POR LA TARDE DE PASEO...

UN DÍA POR LA TARDE DE PASEO
El calor fuerte pegando por las orillas del Ucero, y a mi Triki le fui hablando de aquel calor traicionero,
Eran calores tan fuertes que te dejaban cansado, pudieran dejarnos muertes sobre el asfalto abrasado.
El verano caluroso, la tormenta fue llegando, el cielo luego revienta con un tiempo desbordado.
El perro podenco ladra ante un cielo iluminado, los rayos de la tormenta dejan al Burgo asustado.
El Ucero sigue alerta, la tormenta no ha pasado, el podenco ve que aumenta el peligro de algún rayo.
Esas fechas de verano con tormentas sin reparos, hacen que el Ucero tiemble con sus tan grandiosos rayos.
El podenco va ladrando, viendo las nubes oscuras, el calor se va pasando y los truenos son diabluras.
Todo el cielo iluminado con sus tan penosas dudas, el verano va dejando muchas grises amarguras.
El Ucero va esperando aguas que dejen dulzuras, no importa sin van llegando con barros de sus llanuras.
Esa tarde que recuerdo entre sueños de locuras, eran momentos tan cuerdos que no daban amarguras.
Dicen que El Duero esperaba ver las aguas con dulzura, y que no desesperaba si eran aguas de diablura.
Las tormentas de verano son a veces la locura, arrastran tierras y barros sin explicar su cordura.
El Ucero no se asusta de ver tan grande tormenta, y el podenco se disgusta viendo truenos que se aumentan.
El Burgo volvió a la calma, la tarde dejo sus huellas, estas tormentas sin alma nunca pudieron ser bellas.
G X Cantalapiedra.