EL VIAJE DE RETORNO DE AQUEL PERRO PODENCO
Era el año de 1985, y el hombre de la casa con ochenta años fallecía, en un pueblo de Soria, cerca de Gormaz, era un señor cazador con sus buenas ideas, y mejor trato a los animales que poseía, pero siempre una enfermedad imprevista termino con su vida, su esposa al verse sola intento y logró darle el perro de caza podenco, aun amigo de su marido, que vivía cerca de Aranda de Duero, y con el que salía de vez en cuando por esas tierras de la comarca del Burgo de Osma de caza, El hombre amigo de su marido se sentía feliz al conocer aquel perro, que era un perfecto cazador, Más el destino parece ser que nunca funciona como cada personas quiere, en la casa del amigo del hombre fallecido, el perro parecía estar feliz, más el primer día que salió al campo de caza, el perro podenco se alejó de él sin hacer ningún movimiento extraño, salió corriendo sin entender su comportamiento, Tan solo a las cuatro horas, el perro podenco estaba en la puerta de su dueña viuda, y la señora escuchaba golpes en su puerta sin entender cuál era el motivo, al ver al perro podenco, se la saltaron las lágrimas, y en ese momento pensó que nunca más daría el perro a nadie, ya que la estaba demostrando el amor que la tenia a ella y a su difunto marido, el perro la abrazo como si fuera una persona que llevase años sin verla y fuese de su familia, La viuda aquel mismo día llevaba flores al cementerio, a la tumba de su marido, y el perro podenco al estar frente a la tumba, se le escucho gemir, como si llorase, y su dueña lloró con toda la fuerza de su corazón ya mayor, el perro podenco la abrazo como para consolarla, y la viuda se sintió un poco acompañada, y ya nunca salió el perro de su entorno, y cuando visitaban el cementerio, el perro podenco se le ponían los ojos llorosos, y parecía entender que allí estaba la persona que le educo y alimento a fondo, y con la viuda vivió el resto de su vida, sin necesidad de tener que el podenco salir al campo de caza. G X Cantalapiedra.
Era el año de 1985, y el hombre de la casa con ochenta años fallecía, en un pueblo de Soria, cerca de Gormaz, era un señor cazador con sus buenas ideas, y mejor trato a los animales que poseía, pero siempre una enfermedad imprevista termino con su vida, su esposa al verse sola intento y logró darle el perro de caza podenco, aun amigo de su marido, que vivía cerca de Aranda de Duero, y con el que salía de vez en cuando por esas tierras de la comarca del Burgo de Osma de caza, El hombre amigo de su marido se sentía feliz al conocer aquel perro, que era un perfecto cazador, Más el destino parece ser que nunca funciona como cada personas quiere, en la casa del amigo del hombre fallecido, el perro parecía estar feliz, más el primer día que salió al campo de caza, el perro podenco se alejó de él sin hacer ningún movimiento extraño, salió corriendo sin entender su comportamiento, Tan solo a las cuatro horas, el perro podenco estaba en la puerta de su dueña viuda, y la señora escuchaba golpes en su puerta sin entender cuál era el motivo, al ver al perro podenco, se la saltaron las lágrimas, y en ese momento pensó que nunca más daría el perro a nadie, ya que la estaba demostrando el amor que la tenia a ella y a su difunto marido, el perro la abrazo como si fuera una persona que llevase años sin verla y fuese de su familia, La viuda aquel mismo día llevaba flores al cementerio, a la tumba de su marido, y el perro podenco al estar frente a la tumba, se le escucho gemir, como si llorase, y su dueña lloró con toda la fuerza de su corazón ya mayor, el perro podenco la abrazo como para consolarla, y la viuda se sintió un poco acompañada, y ya nunca salió el perro de su entorno, y cuando visitaban el cementerio, el perro podenco se le ponían los ojos llorosos, y parecía entender que allí estaba la persona que le educo y alimento a fondo, y con la viuda vivió el resto de su vida, sin necesidad de tener que el podenco salir al campo de caza. G X Cantalapiedra.