CUANDO LOS PASTORES VIVIAN EN EL CAMPO
Eran años de trabajo, con razones delicadas, fueron hombres sin destajo entre su largas jornadas. Pastores que son esclavos de mantener su rebaños, siempre corriendo a su lado se pasaban muchos años. Mirando al cielo de noche y sus cielos relucientes, nadie les hizo reproche, aunque vivieron ausentes. Como si fueran guardianes de sus bonitas ovejas, conocieron los desmanes y a veces hasta las quejas. Cuantas horas en el campo con sus perros adiestrados, sudores risas y llanto en sus momentos centrados. Pasaban noches enteras guardianes de su ganado, en las largas primaveras muchos sueños se han quemado. Dicen que vienen los lobos, con jabalís renegados, y piensan que en el recodo las fieras siguen guardados. Pastores con sus bastones, hombres fuertes resignados, a tomar sus soluciones en los campos marginados. Apenas quedan pastores, que triste parece el campo, fueron aquellos señores qué a dios le llamaron santo. Ovejas con sus cencerros, carneros muy desmadrados, los corderos quitan hierros aquellos sueños borrados. Cuando recorres caminos sin pastores ni rebaños, quisieras ver adivinos que te comenten los daños. Van balando las ovejas, y un burro va solitario, en las horas más complejas piensas en algún calvario. La voz de la tierra tira, aunque el viento este callado, no sirve buscar la gira de aquel tiempo marginado. Pastores que en Noche Buena van a la misa del gallo, no queremos tener pena si buscamos cierto tallo. Los pastores de Castilla son hombres muy bien mirados, el campo fue maravilla entre sueños desbocados. G X Cantalapiedra.
Eran años de trabajo, con razones delicadas, fueron hombres sin destajo entre su largas jornadas. Pastores que son esclavos de mantener su rebaños, siempre corriendo a su lado se pasaban muchos años. Mirando al cielo de noche y sus cielos relucientes, nadie les hizo reproche, aunque vivieron ausentes. Como si fueran guardianes de sus bonitas ovejas, conocieron los desmanes y a veces hasta las quejas. Cuantas horas en el campo con sus perros adiestrados, sudores risas y llanto en sus momentos centrados. Pasaban noches enteras guardianes de su ganado, en las largas primaveras muchos sueños se han quemado. Dicen que vienen los lobos, con jabalís renegados, y piensan que en el recodo las fieras siguen guardados. Pastores con sus bastones, hombres fuertes resignados, a tomar sus soluciones en los campos marginados. Apenas quedan pastores, que triste parece el campo, fueron aquellos señores qué a dios le llamaron santo. Ovejas con sus cencerros, carneros muy desmadrados, los corderos quitan hierros aquellos sueños borrados. Cuando recorres caminos sin pastores ni rebaños, quisieras ver adivinos que te comenten los daños. Van balando las ovejas, y un burro va solitario, en las horas más complejas piensas en algún calvario. La voz de la tierra tira, aunque el viento este callado, no sirve buscar la gira de aquel tiempo marginado. Pastores que en Noche Buena van a la misa del gallo, no queremos tener pena si buscamos cierto tallo. Los pastores de Castilla son hombres muy bien mirados, el campo fue maravilla entre sueños desbocados. G X Cantalapiedra.