ERAN FECHAS DE LAS NAVIDADES
Eran fechas próximas a la Navidad, y aquel hombre ya mayor fallecía, su esposa era una persona con movilidad reducida, y aunque tenia mucho cariño aquel perro que tenían desde hace algún año, se veía la señora impotente para cuidarle y darle de comer, La mujer pensó dársele algún conocido, pero sabia que en aquel pueblo de Soria, los perros cazadores eran tratados no muy bien, y los perros que no eran de caza, solo daban compañía, la gente joven no les cogía, ese perro tenía diez años, estaba bien cuidado, y era un perro cariñoso y no daba demasiados problemas, El marido la había indicado, si me muero dáselo algún conocido que cuide bien a estos animales, ya que en esta tierra si los dejan fuera de la casa se pueden morir de frío, ya que en invierno la temperatura baja mucho, y estos seres vivos tienen su límite. Una señora viuda desde hacía dos años, la comunico que si quería que su perro lo llevasen a medias, la mujer dueña del perro acepto su ofrecimiento, ya que dicha señora tuvo perro casi siempre, a los animales les trataba muy bien, incluso en el invierno les ponía una especie de abrigo tapándoles su vientre, las dos mujeres llegaron a un acuerdo, cada día de la semana se repartirían al perro, según como anduvieran de salud, y si estaban las dos bien, saldrían a pasear con el perro por los caminos de alrededor de su pueblo, que se encontraba casi despoblado, El perro parecía entender la soledad de las dos mujeres viudas, y las alegraba con sus ladridos casi en silencio, Era un perro bien educado, que en su idioma perruno entendía el drama de las dos mujeres, que tenían a su hijos fuera de su tierra, y aunque se comunicaban con ellas, su drama era la falta de compañía, Soledad de soledades que no tiene nunca cura, son amargas las verdades si notas la vida dura. El perro viendo felices a las dos mujeres viudas, no quiso ver cicatrices ni sus noches fueron crudas. G X Cantalapiedra.
Eran fechas próximas a la Navidad, y aquel hombre ya mayor fallecía, su esposa era una persona con movilidad reducida, y aunque tenia mucho cariño aquel perro que tenían desde hace algún año, se veía la señora impotente para cuidarle y darle de comer, La mujer pensó dársele algún conocido, pero sabia que en aquel pueblo de Soria, los perros cazadores eran tratados no muy bien, y los perros que no eran de caza, solo daban compañía, la gente joven no les cogía, ese perro tenía diez años, estaba bien cuidado, y era un perro cariñoso y no daba demasiados problemas, El marido la había indicado, si me muero dáselo algún conocido que cuide bien a estos animales, ya que en esta tierra si los dejan fuera de la casa se pueden morir de frío, ya que en invierno la temperatura baja mucho, y estos seres vivos tienen su límite. Una señora viuda desde hacía dos años, la comunico que si quería que su perro lo llevasen a medias, la mujer dueña del perro acepto su ofrecimiento, ya que dicha señora tuvo perro casi siempre, a los animales les trataba muy bien, incluso en el invierno les ponía una especie de abrigo tapándoles su vientre, las dos mujeres llegaron a un acuerdo, cada día de la semana se repartirían al perro, según como anduvieran de salud, y si estaban las dos bien, saldrían a pasear con el perro por los caminos de alrededor de su pueblo, que se encontraba casi despoblado, El perro parecía entender la soledad de las dos mujeres viudas, y las alegraba con sus ladridos casi en silencio, Era un perro bien educado, que en su idioma perruno entendía el drama de las dos mujeres, que tenían a su hijos fuera de su tierra, y aunque se comunicaban con ellas, su drama era la falta de compañía, Soledad de soledades que no tiene nunca cura, son amargas las verdades si notas la vida dura. El perro viendo felices a las dos mujeres viudas, no quiso ver cicatrices ni sus noches fueron crudas. G X Cantalapiedra.