Luz ahora: 0,14001 €/kWh
AQUEL POETA YA ERA MUY MAYOR
Aquel hombre poeta de vocación, era muy mayor, pasaba de los ochenta años, y su vista le fallaba, las cataratas y sus cristalinos movidos, le daban muchos problemas, El hombre pensaba que sus versos estaban muy viejos, que sus amigos se habían marchado para la otra vida, y sus familiares más cercanos se marchaban poco a poco, su caminar era tranquilo, de vez en cuando dictaba a un compañero de paseo algún verso que le salía del alma, este compañero los apuntaba en un cuadernillo pequeño que llevaba encima, luego su nieto les imprimía en cuartillas normales, y las guardaba para poder leerlas cuando le agradaba. Un día estando paseando por las orillas del Río Ucero, comentó a su compañero de paseo, lo que le parecía la vida, lo difícil que es mantenerse con todo la dignidad posible, no tener que depender de nadie, no venderse a ninguna idea política, ni ser chaquetero nunca, vivir pensando cada día varias veces en la muerte, y pensar que todos los seres humanos tenemos caducidad, el compañero de paseo le comentó, es difícil ser humano, y no ponerte precio a cualquier motivo, aunque yo nunca tuve que poner precio a mi sentimiento, Los dos hombres mayores caminaban sin prisa, mirando la corriente de ese Río Ucero, que pasa por el desfiladero de la Güerra, el poeta le dijo, Jorge Manrique, escribió en la muerte de su padre unos versos que siempre les lleven en mi memoria. NUESTRAS VIDAS SON LOS RÍOS QUE VAN A DAR A LA MAR, QUE ES EL MORIR. Que razón tenía y eso que hace casi seis siglos que los escribió, nunca se pasaran de moda, hubo otro poeta nacido en Tábara, Zamora, llamado León Felipe Camino Galicia, que dijo. AQUÍ NO QUEDA NI DIOS, PORQUE LE MATARON. Los dos hombres se quedaron pensativos, la realidad superaba sus palabras. G X Cantalapiedra.
Aquel hombre poeta de vocación, era muy mayor, pasaba de los ochenta años, y su vista le fallaba, las cataratas y sus cristalinos movidos, le daban muchos problemas, El hombre pensaba que sus versos estaban muy viejos, que sus amigos se habían marchado para la otra vida, y sus familiares más cercanos se marchaban poco a poco, su caminar era tranquilo, de vez en cuando dictaba a un compañero de paseo algún verso que le salía del alma, este compañero los apuntaba en un cuadernillo pequeño que llevaba encima, luego su nieto les imprimía en cuartillas normales, y las guardaba para poder leerlas cuando le agradaba. Un día estando paseando por las orillas del Río Ucero, comentó a su compañero de paseo, lo que le parecía la vida, lo difícil que es mantenerse con todo la dignidad posible, no tener que depender de nadie, no venderse a ninguna idea política, ni ser chaquetero nunca, vivir pensando cada día varias veces en la muerte, y pensar que todos los seres humanos tenemos caducidad, el compañero de paseo le comentó, es difícil ser humano, y no ponerte precio a cualquier motivo, aunque yo nunca tuve que poner precio a mi sentimiento, Los dos hombres mayores caminaban sin prisa, mirando la corriente de ese Río Ucero, que pasa por el desfiladero de la Güerra, el poeta le dijo, Jorge Manrique, escribió en la muerte de su padre unos versos que siempre les lleven en mi memoria. NUESTRAS VIDAS SON LOS RÍOS QUE VAN A DAR A LA MAR, QUE ES EL MORIR. Que razón tenía y eso que hace casi seis siglos que los escribió, nunca se pasaran de moda, hubo otro poeta nacido en Tábara, Zamora, llamado León Felipe Camino Galicia, que dijo. AQUÍ NO QUEDA NI DIOS, PORQUE LE MATARON. Los dos hombres se quedaron pensativos, la realidad superaba sus palabras. G X Cantalapiedra.