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EL BURGO DE OSMA: LA NIEBLA ERA SU PEOR ENEMIGO...

LA NIEBLA ERA SU PEOR ENEMIGO
En aquel pueblo de la Ribera del Duero, vivía un hombre que su pasado le tenía atormentado, no había sido buena persona, sino todo lo contrario, y los días de niebla aunque era autónomo de la agricultura, no salía a trabajar, tenía miedo que le pidieran cuentas de sus barbaridades, y aunque se echaba su escopeta de caza en su carro de labranza, el miedo le corroía, hubo mañanas en invierno que no era capaz de salir del pueblo, su miedo le retenía en su casa, y a su esposa la decía es un día de perros, habrá que esperar que la niebla levante un poco para poder salir al campo a trabajar. La esposa sabía de su pasado algo, nunca la contó todas sus barbaridades, incluso las ocultaba, sobre todo cuando soñaba que le mataban como a un cerdo. Una mañana que parecía ser muy buena, en el mes de enero salía del pueblo con el cielo despejado, y al parecer sobre las dos de la tarde, el sol se escondía, y unas nubes bajas de niebla cerrada, tapaban la visibilidad a más de cincuenta metros, Este hombre intento salir de allí corriendo, enganchando sus mulas al carro de labranza, y animando a sus mulas para que corrieran, más el destino le tenía guardado un susto, ya que dos perros del pastor que estaba pastando con sus ovejas, salieron al camino para ladrar a dichas mulas, estos animales llamados también acémilas, se espantaron del ruido atronador de aquel carro con ruedas de llanta de hierro, o sea de ruedas romanas de radios. Y salieron desbocadas camino de no sé dónde, mientras el carro se salía del camino y trastornaba con un linderón alto, el hombre recibió un golpe fatal, y aunque el mismo pastor de los perros le ayudaba, trataba de abrazar su escopeta, mientras gritaba, son ellos vienen a por mí, pero venderé cara mi vida, el pastor no entendía nada de aquellos gritos sin haber nada al lado que les molestara, El hombre se quedo solo en su carro, y entre la niebla cerrada llegó a su casa, donde la esposa le esperaba en la trasera, para abrirle su puerta, y de allí derecho a la cama, donde dicen que se moría de miedo, Hay un refrán castellano que dice. NO LA HAGAS Y NO LA TEMAS.
G X Cantalapiedra.