EL BURGO DE OSMA: LA AMBULANCIA CAMINO DE SORIA...

LA AMBULANCIA CAMINO DE SORIA
Era una mañana fría, de esas mañanas donde las orejas se te quedan heladas, el hombre había ido al consultorio del Burgo de Osma, donde un médico responsable enseguida se dio cuenta de la gravedad de dicha persona, que la mando camino del Hospital de Soria. El hombre se veía mal de salud, el cuerpo parecía fallarle, y al subir a la ambulancia se fijo que la cosa no era para bromas. La ambulancia marchó veloz por esa antigua carretera, que tantos años esperaba que fuera la Autovía del Duero, el viaje no era muy largo, según cálculos del conductor, media hora o un poco más, el hombre aquel tumbado sobre la camilla iba pensando. Esto se puede terminar aquí, el corazón parece estar cansado, apenas le siento palpitar. Mientras la sirena del Vehículo ambulancia se oía sonar dentro del habitáculo, Por fin en tan solo media hora la ambulancia entraba en urgencias de dicho hospital, el hombre aquel parecía respirar, el corazón no dejaba de lanzar sonido, y rápidamente le metieron dentro de la urgencias de dicho Hospital, siendo revisado y mirado a fondo en poco tiempo, y enseguida le pusieron una guía para inyectarle medicamentos, pasando después a la zona de camas de urgencias, todo aquello el hombre lo veía venir, pero tenía la esperanza de volver vivo a su Burgo de Osma. El ingreso duro varios días, y parece ser que los médicos le echaron un remiendo de salud, para seguir viviendo, La vuelta a su casa fue más tranquila, su familiar le llevaba en su coche sin prisa, aunque con un montón de medicamentos para tomar en su casa diariamente, aparte de estar vigilado y cuidado a tope. El hombre en la vuelta a su vivienda pensaba, estoy echo un cacharro, tengo mi vida limitada y controlada, no sé lo que esto me durara, pero el aviso ha sido grande, tendré que preparar el testamento, y dejar todo arreglado, por si acaso me repite esta mala broma que he pasado, recordaba que aquella mañana cuando la ambulancia subía el Puerto del Temeroso, el temía no llegar vivo a Soria ciudad, y que su cuerpo dejara de existir, Más la vida le regalo otra pequeña prorroga, a la que se agarraría con fuerza.
G X Cantalapiedra.