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EL BURGO DE OSMA: SUBIENDO A LA CRUZ DEL SIGLO...

SUBIENDO A LA CRUZ DEL SIGLO
Aquel hombre ateo nacido en tierra soriana, su vida casi entera la paso en el Extranjero, y al volver jubilado con su esposa a España, decidieron pisar su tierra de nacimiento, donde encontraron su pueblo casi desierto, de su familia no quedaba nadie, y de los amigos ninguno vivía allí, tan solo uno parecía vivir en El Burgo de Osma, sin pensarlo demasiado se marcharon hasta El Burgo, donde se hospedaron para pasar unos días, parece ser que la esposa si era creyente, aunque no demasiado, más visitaron la Catedral la iglesia del Carmen, y decidieron subir a la Cruz del Siglo, donde el hombre pensaba el porqué de que El Burgo fuera tan religioso, miraba desde la cima hasta la Ermita de la Magdalena, y pasaba por su mente todo lo que en la infancia el había aprendido, era como volver a sentir su niñez en un cuerpo de un hombre de sesenta y seis años, Aquellos días el hombre volvió a sentirse soriano, a entender el motivo de su emigración y la de otros sorianos, la maquinaria agrícola quito mucho trabajo, y las personas jovenes salieron para buscarse otra vida un poco menos esclava que en su tierra, muchos pueblos hoy son despoblados, y otros están casi vacíos de personas, Aunque de vez en cuando sus viejos pobladores vuelvan por ver sus raíces que se quedaron allí perdidas. El hombre pudo conectar con su viejo amigo, que estaba bastante fastidiado de salud, y hablaron dentro de lo posible de su juventud temprana, de cómo les cambio la vida con el paso de los años, y miraban el futuro de distinta manera, el hombre emigrante tenia dos hijos, que hicieron buenas carreras, y están casados con personas del país donde el emigro, y de donde era su esposa, Aquel viaje al hombre le hizo feliz, piso donde sus antepasados estaban enterrados, y notó como el hombre a veces es feliz donde menos se espera, si la tierra de acogida es fabulosa, sintiéndose arraigado en ella, sin olvidar nunca donde nació y de donde procedía, sus recuerdos afloraron sin límite, y al marchar sobre su rostro cayo una lagrima, mientras su esposa le decía. “Este viaje te ha emocionado, te marcará el resto de tu vida”. G X Cantalapiedra.