Desde
Gormaz miro al Duero y me siento enamorado,
su
paisaje es altanero y un poquito iluminado.
Fortaleza musulmana, donde relucen la losas,
que bonita es la mañana cuando se respira a rosas.
El Duero marcha altanero sin hablar de su pasado,
es sonido a romancero con aires de enamorado.
Quien pudiera como el Duero sentir la voz del pasado
y en un abrazo sincero hablar de un sitio encantado.
El silencio de testigo en esta tierra soriana,
va en la memoria conmigo como si fuera una hermana.
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