SUBIENDO A LA FORTALEZA CALIFAL DE GORMAZ
Han pasado muchos años de aquella noche tan fría, y los años han dejado mucha seria letanía. En aquel miércoles santo, una luz se percibía, el hombre busco el encanto, de vivir la profecía. La Fortaleza en el alto, con luces de fantasía, y sus murallas dentadas, eran pura idolatría, Que lejos brillaba el Duero, su sonido el percibía, con sus aguas y su cielo y el frío que arriba hacía, las luces fueron corriendo, entre murallas hundidas, el hombre no tuvo miedo al sentir voces perdidas. Eran misterios guardados en aquella noche fría, donde los ecos nombrados no le causaban porfía. La noche se fue enfriando, el viento se percibía, las luces iban rotando mientras su mente sentía. Fortaleza de silencios encumbrada en la colina, cristianos poniendo precios que gobernaron su cima. Los sueños vienen brotando más allá de las colinas, por detrás llegan dejando recuerdos que no se estiman. Los silencios de la noche, son los silencios del día, a veces sientes reproche al vivir su senda fría. Los califas musulmanes guerreros sin alma viva, con sonidos de timbales y su falsa comitiva. El hombre buscando historia la Fortaleza corría, y sin saber sí la gloria el Castillo conocía. Eran luces de misterio, eran pasos sin medida, en algún momento serio, el miedo cambio su vida. Quiso saber de leyendas, sin temor a luces vivas, y subiendo por las sendas, encontró piedras activas. La noche le fue cercando entre luces que motivan, alguna se fue acercando más pronto se desactivan. El miedo nublo su vista y el cuerpo tiene temblando, el que siempre fue activista, al ver la noche vibrando. Quisiera bajar deprisa, y mirando las murallas, todas conservan la brisa que dejaron las batallas.
Brisas que vienen del Duero haciendo las noches frías, Gormaz parece de acero en muchos penosos días. Aquella noche de marzo no hubo pura lejanía, las luces marcaron plazo rompiendo su sintonía. Son las corrientes del Duero, son las brisas de Castilla, donde cualquier caballero comprende su maravilla. Gormaz repleta de historia, envuelta en mañanas frías, quiere saber sí su gloria fue causa de muchos días. Con su calzada romana Gormaz no es ruta perdida, fue la frontera cristiana con Fortaleza escogida. El tiempo pasa volando sí la gloria se elimina, por detrás irá dejando el color de su colina. Años cargados de sueños se vivieron en su cima, más cristianos con empeños no temieron a su clima. El frío marcha orgulloso entre sus sendas perdidas, Aquel Gormaz tan dichoso no tiene rutas erguidas. Los recuerdos del pasado, hacen temblar su colina, algún misterio guardado habla de señal divina.
G X Cantalapiedra.
Han pasado muchos años de aquella noche tan fría, y los años han dejado mucha seria letanía. En aquel miércoles santo, una luz se percibía, el hombre busco el encanto, de vivir la profecía. La Fortaleza en el alto, con luces de fantasía, y sus murallas dentadas, eran pura idolatría, Que lejos brillaba el Duero, su sonido el percibía, con sus aguas y su cielo y el frío que arriba hacía, las luces fueron corriendo, entre murallas hundidas, el hombre no tuvo miedo al sentir voces perdidas. Eran misterios guardados en aquella noche fría, donde los ecos nombrados no le causaban porfía. La noche se fue enfriando, el viento se percibía, las luces iban rotando mientras su mente sentía. Fortaleza de silencios encumbrada en la colina, cristianos poniendo precios que gobernaron su cima. Los sueños vienen brotando más allá de las colinas, por detrás llegan dejando recuerdos que no se estiman. Los silencios de la noche, son los silencios del día, a veces sientes reproche al vivir su senda fría. Los califas musulmanes guerreros sin alma viva, con sonidos de timbales y su falsa comitiva. El hombre buscando historia la Fortaleza corría, y sin saber sí la gloria el Castillo conocía. Eran luces de misterio, eran pasos sin medida, en algún momento serio, el miedo cambio su vida. Quiso saber de leyendas, sin temor a luces vivas, y subiendo por las sendas, encontró piedras activas. La noche le fue cercando entre luces que motivan, alguna se fue acercando más pronto se desactivan. El miedo nublo su vista y el cuerpo tiene temblando, el que siempre fue activista, al ver la noche vibrando. Quisiera bajar deprisa, y mirando las murallas, todas conservan la brisa que dejaron las batallas.
Brisas que vienen del Duero haciendo las noches frías, Gormaz parece de acero en muchos penosos días. Aquella noche de marzo no hubo pura lejanía, las luces marcaron plazo rompiendo su sintonía. Son las corrientes del Duero, son las brisas de Castilla, donde cualquier caballero comprende su maravilla. Gormaz repleta de historia, envuelta en mañanas frías, quiere saber sí su gloria fue causa de muchos días. Con su calzada romana Gormaz no es ruta perdida, fue la frontera cristiana con Fortaleza escogida. El tiempo pasa volando sí la gloria se elimina, por detrás irá dejando el color de su colina. Años cargados de sueños se vivieron en su cima, más cristianos con empeños no temieron a su clima. El frío marcha orgulloso entre sus sendas perdidas, Aquel Gormaz tan dichoso no tiene rutas erguidas. Los recuerdos del pasado, hacen temblar su colina, algún misterio guardado habla de señal divina.
G X Cantalapiedra.