Leandro, un roble centenario
Como buen roble, maestro de la longevidad y de la dureza, bebió en mil
fuentes sembradas en la vida, se alimentó en cien
valles de la abundancia, y sobrevivió a la adversidad con la gallardía de un
árbol imperecedero.
Siempre atado a sus raíces, no dudó en levantar el vuelo y buscar
refugio allí donde podía vencer a la necesidad. Se instaló en
Barcelona y superó con nota su papel de peregrino laboral. Siempre huérfano de la patria chica en cuanto pudo se acercó
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