Había gavilleras de una o de dos caballerías. Mi padre decía que para una sola era mucha la faena que se le exigía al animal. Por eso él compró una más grande en la que estiraban los dos mulos a la vez, uncidos de la misma manera que si fuiesen a labrar o sea emparejados. El caso es que la segunda máquina hacía las gavillas muy grandes y se perdía tiempo pues generalmente, los pequeños, éramos los que las echábamos al fajo que el padre apretaba con el bencejo y los dejaba atados. Creo que era un atraso pues tenías que tener las mulas ocupadas, después mientras atabas, paradas y posterormente acrreaban mucha paja. Un saludo a La Quiñonería. ... (ver texto completo)