Bueno: Esta Semana Santa me acerqué por La Quiñonería y llame a la puerta de Doña Concha y me extraño que no saliese su perro. Al entrar vi un cachorrillo de otra raza y presentí que algo le había pasado a su viejo amigo. Efectivamente: Le había llegado su última hora pues la edad no perdona y Doña Concha se quedó sin aquella buena compañía, de su fiel amigo, el perro. Espero que su nuevo amiguito sea tan bueno como su antecesor. Donde se ven buenos ejemplos hasta los animales aprender y por eso no hay duda que será ejemplar el comportamiento con sus dueños y con los que los visitamos de vez en cuando. Un saludo a La Quiñonería.