En sus buenos tiempos, finales del siglo XV, la localidad de
Medinaceli llegó a contar con doce
parroquias, estimándose eran de estilo
románico. El Duque de Medinaceli solicitó al Vaticano la unión de todas las parroquias en una sola, la de
Santa María. Ésta se convirtiño en
Colegiata y todas sus rentas se agruparon en ella.