Para mí, Maján es el mejor pueblo donde desconectarse del mundanal ruido urbano, y poder relajarse y difrutar de la paz y el sosiego, en una de sus típicas casitas centenarias de anchas paredes de piedra y adobe, que dan ese ambiente tan característico en el interior. Maján es la válvula de escape ideal para los que estamos en la ciudad, y quitarnos el estrés en un paraje sin igual.