Mi madre, Candelas, y mis tíos Carmen y Honorio, terminando de aventar la parva, de separar la paja del grano. El
verano parecía acabarse, se aproximaba el
Otoño, lo pone de manifiesto la chopera del Hoyal, ya había perdido todo su esplendor, el ramaje de los
árboles estaba ya en su mayoría sin hojas.
<AUSENCIA, DE JORGE LUIS BORGES>
Habré de levantar la vasta vida
que aún ahora es tu
espejo:
cada mañana habré de reconstruirla.
Desde que te alejaste,
cuántos lugares se han tornado vanos
y sin sentido, iguales
a luces en el día.
Tardes que fueron nicho de tu imagen,
músicas en que siempre me aguardabas,
palabras de aquel tiempo,
yo tendré que quebrarlas con mis manos.
¿En qué hondonada esconderé mi alma
para que no vea tu ausencia
que como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?
Tu ausencia me rodea
como la cuerda a la garganta,
el
mar al que se hunde.