<*> Una pequeña
historia de los años 60 con final
feliz. La protagonista de la misma es "Loli", una hermosa niña, de dos a tres años de edad, hija de Luzdivina Casado y Andrés Pérez.
-. En aquellos años, en el
pueblo, había varios lugares comunes de lavado donde las mujeres lavaban la ropa, también en cada
huerto del pueblo solía haber un
pozo y una
pila de lavar. Las mujeres creo que preferían las zonas comunes de lavado, así aprovechaban para hablar de sus problemas con las vecinas y
amigas, además era una forma de relacionarse, de desahogarse, de socializar. Los lugares de los
lavaderos comunes eran la
Fuente de los
Caños, el Cañuelo, la Fuente Miguel, la Canaleja, la Fuente de la Bomba y la
Huerta, en estos dos últimos lugares había un profundo pozo en cada uno de ellos,
pozos que todavía se conservan así como alguna de las
pilas de lavar.
-. Había otra zona más de lavado, ésta privada, la conocíamos con el nombre de "
Las Eras del tío Román", allí, bajo los
nogales había también un pozo enorme con un gran brocal cilíndrico de
piedra arenisca, como protección, y un par de pilas o tres de lavado; toda esta zona estaba bajo la
sombra y al amparo de dos majestuosas nogueras, las cuales daban una sombra extraordinaria y unos magníficos
frutos, aunque los chavales no dejábamos que las
nueces llegaran a madurar, las solíamos
comer casi verdes.
-. Pues bien, en ese grande y profundo pozo que había en dicho lugar, del cual se sacaba el
agua para lavar y regar, sucedió un día, creo que de
primavera, un hecho triste y desagradable aunque con final feliz. Loli, una niña de corta edad, de dos a tres añitos, que jugaba en el entorno, se cayó al pozo mientras su madre lavaba la ropa... Mientras esto sucedía, yo me encontraba en el huerto de mis padres, regando los tomates y lechugas, creo, a unos 300 ó 400 metros de distancia, de pronto oigo gritar a una mujer pidiendo auxilio, socorro, decía: "si alguien me oye que venga rápido, mi hija pequeña se ha caído al pozo y se va a ahogar", al oír los gritos salí disparado en esa dirección, como proyectado por una ballesta, entonces yo tendría entre 15 y 16 años y saltaba como los corzos, llegué volando al lugar... bajé rápidamente al pozo, me descolgué por la pared circular del mismo hasta el fondo, creo que había un par de maderos que cruzaban el pozo en diagonal. Al aproximarme a la niña dejó de manotear y alargó su manita hasta la mía, la cogí y elevé hasta mi cuello para que se agarrara a él y así comenzar el ascenso.
-. Enseguida llegaron varias personas más, también ellas oyeron los gritos de auxilio, las cuales me ayudaron a sacar a Loli al exterior. Ahora solo recuerdo el nombre de una de ellas, se llamaba Roque Mateo Matamala, yo le pasé a él la niña y Roque la pasó a una tercera persona, la cadena funcionó perfectamente.
-. Como quiera que la niña no sufrió daño alguno en la caía al pozo, solo el impacto con el agua en el fondo del pozo, enseguida se le pasó el susto y al cabo de un ratito la niña comenzó nuevamente a jugar, a Ludivina, su madre, el susto le duró mucho más, creo que nunca más volvió a lavar la ropa en ese lugar...
<*> Pobres mujeres, jóvenes, mayores y niñas, ellas eran las encargadas de lavar la ropa, toda la ropa, un trabajo duro, muy duro, lo que tuvieron que trabajar nuestras madres, abuelas y hermanas hasta que llegaron las puñeteras lavadoras, muchas de nuestras abuelas y madres, ni siquiera llegaron a conocerlas. No solo era lavar la ropa, tenían que cargar con ella hasta los lavaderos, luego, sacar el agua de los pozos, llenar las pilas, después, lavarla, tenderla y volver a
casa nuevamente con ella. La ropa solían llevarla en aquellos baldes de chapa y zinc, galvanizados, que se ponían sobre la cabeza o bien en el costado.
<**> Entonces, en aquellos tiempos, las mujeres de los
pueblos eran unas auténticas esclavas, no solo se limitaban a realizar "sus labores" las faenas de la casa, tenían que multiplicarse y simultanear su trabajo de ama de casa con las tareas de la
agricultura y la
ganadería, vamos, lo que por aquel entonces había en el pueblo.
<***> Sirvan estos comentarios como humilde y pequeño
homenaje de agradecimiento a la grandeza y servidumbre de todas aquellas mujeres, también de Candelas, mi madre, madres y abuelas que fueron capaces de soportar y superar todo tipo de adversidades con el fin de sacar adelante sus respectivas
familias... unas auténticas heroínas las mujeres de aquella época, para todas ellas mi cariño, reconocimiento y admiración, también para Loli, a la cual le tengo un cariño especial.