-. Mis abuelos Fermín y Clara con su
familia: en primera fila, de izquierda a derecha, están Hipólito, María Candelas, mi madre), Clara, José y Carmen y en la segunda está Basiliso, el abuelo Fermín, con la gorra caída, a continuación Honorato y la abuela Clara con Crispín en los brazos. Los sobrinos Basiliso y Honorato eran hermanos e hijos de Serapio, hermano del abuelo Fermín, el cual ejerció de maestro en los
pueblos de la comarca de Medinaceli.
<-> La niña de la derecha, la que tiene la mano en la barbilla, tía Carmen, es la única persona que todavía está entre nosotros, las otras se fueron hace algún tiempo.
<--> Lástima que la
foto esté algo deteriorada.
<> En aquellos tiempos no había tele, las
familias eran muy largas y los recursos muy cortos, la vida en los pueblos era muy dura, las jornadas de trabajo, arando los
campos, guardando el
ganado o bien segando, eran extensas, de sol a sol, y la alimentación más bien escasa, precaria; el ganado lanar, las
ovejas, no entienden de vacaciones, domingos ni
fiestas de guardar, había que dedicarles los 365 días del año, llueva o
nieve, haga frío o calor, y en la época de parto del ganado, generalmente los meses de
invierno, había que entregarse a ello todavía un poco más, haciendo visitas
nocturnas a las parideras, coincidiendo con los partos de las ovejas. Esos desplazamientos solían ser del
pueblo a la Matilla y viceversa, lugar éste donde estaban ubicadas la mayoría de las parideras, allí, al abrigo del
monte invernaban los
ganados y parían las ovejas, también había alguna paridera en la Cerlita y otra en el Tomillar. Pues bien, esos recorridos de unos kilómetros,
Camino de la Matilla*, había que hacerlo también por la
noche, a las tantas, andando sobre un camino maltrecho y totalmente embarrado, con abundante
piedras rodadas, con nieve,
agua y hielo en la mayoría de los casos...
<<>> Que tiempos aquellos, por todas esas penurias, y otras muchas, pasaban cada temporada nuestros padres y abuelos, pero tenían tan asumido su trabajo y responsabilidad, que no acostumbraban a lamentarse ante nadie por esas penalidades ya que todos, más o menos, se encontraban en una situación similar.
<><> Vayan estos comentarios y recuerdos como un pequeño
homenaje de reconocimiento, respeto, cariño y admiración hacia todos esos padres y abuelos.
(*) El Camino de la Matilla, el camino vecinal que ahora conocemos, se construyó en los años 70 coincidiendo con la parcelación realizada en el pueblo, también se construyó, en los mismos años, parte del Camino de la Muela, tramo que va desde la
Fuente los
Caños hasta la Lastra.