He estado en
Taroda y siempre me ha tocado ir en
invierno. Lo que más tengo presente es el regreso de los animales que echaban al prado para que pastaran. Al
atardecer venían,
vacas y mulas juntas y cada una se iba a su
casa. De la otra cosa que me acuerdo es que hacía un frio que pelaba. Estábamos en la cocina calentitos y nada más abrir la
puerta del pasillo te quedabas heladico de frío. Y no veas cuando te metías en la cama...Creo que meterse en el frigorífico a dormir, no es nada comparado con
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