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MOSAREJOS: AQUELLAS LUCES DE COLORES...

AQUELLAS LUCES DE COLORES

La noche parecía muy tranquila. Aquel pequeño pueblo se dormía sin apenas darse cuenta de que tenia visitantes. Eran las doce de la noche, cuando los grillos en el mes de junio lanzan sus chirridos que se vuelven molestos. Tres jóvenes labradores caminaban camino de su casa, cuando en la lejanía de la Cuesta de Los Perros, vieron unas luces extrañas, que parecían dar vueltas sobre un circulo, los tres amigos pensaron y comentaron, que podría ser aquello que tanta atención levantaba. Sin pensárselo dos veces hablaron que se podría quemar las cebadas que se encontraban a punto de cosechar. Los tres amigos se dirigieron hacia aquella suave cuesta donde solo se sembraban cereales. Caminaron de pie y estirando sus cuellos para poder divisar aquel fenómeno extraño. Al encontrarse cada momento más cerca del aparato que soltaba sus luces tan brillantes. Pensaron que no era ni un helicóptero ni ningún avión. El miedo empezó a penetrar en sus cerebros, al ver que potentes rayos de luz de colores, les hacia sentirse observados. Comentaron los tres amigos, vamos a caminar agachados para no ser detectados. Caminaron entre cebadas casi secas, y un olor como a grasa quemada les hacia imposible el respirar, quisieron volverse de nuevo al pueblo, pero el deseo de conocer dicho misterio, les hacia ser más valientes de lo que ellos mismos pensaban, Cuando se encontraban a unos cien metros del aparato comprobaron que delante de ellos podía existir algún ser que les amenazara El vehículo que tenían a la vista, era de dimensiones mucho más grande de lo que habían pensado antes. De pronto vieron salir por una especie de puerta redonda a un ser con forma medio humana, Vieron sus largas manos con dedos demasiado largos, no podían comprobar si tenia dos ojos, al encontrase de espaldas a los jóvenes, su altura superaba los dos metros aproximadamente, y se pudo escuchar algún grujido como el de los animales salvajes, Todo parecía extraño, después de estar agachados los tres jóvenes durante mas de media hora, un ruido misterioso sintieron que salía de aquel aparato que no era demasiado ruidoso, Los jóvenes vieron su ascenso radical, era como si verticalmente despegara del suelo. Entonces a oscuras intentaron y lograron llegar hasta donde estuvo aquel aparato estacionado. La cebada había sido segada en círculos, no había quedado ni los cañones de la siega normal. La tierra estaba un poco caliente todavía, El ambiente era de sentir miedo hacia lo desconocido, el olor apestoso hacia poco respirable aquel aire de principio del mes de junio. Los jóvenes se dieron cuenta que aquello podía ser un ovni, habían estado a muy pocos metros de aquella nave vertiginosa que al volar parecía como un rayo de tormenta., mientras conocieron a un ser que no sabían si tenia facciones humanas del todo, solo recordaban sus largas manos apoyándose sobre aquella nave, que parecía redonda, con muchas luces de colores que la hacían ser un aparato sin identificar. Caminaron de vuelta al pueblo, el miedo les hacia ser prudentes, no sabían como podrían contar su experiencia nocturna. El pueblo estaba muy poco iluminado quizá no mucho más de quince bombillas le daba luz a sus calles. Una vez dentro del pueblo los tres amigos comentaron, no hemos visto nada, no sabemos nada, si no, nos echaran la culpa de la siega y arranque de la cebada en círculos, mejor dormimos y en esas noches de invierno lo comentamos entre los tres amigos en la taberna, si lo decimos mañana nadie nos va a creer. Mejor el silencio, que no escuchar mofas de parte de algún listo del pueblo. La historia sigue escondida, los tres amigos callados, el misterio no ha impedido el daño de los sembrados.
G X Cantalapiedra.