Predominan las edificaciones sobrias, típicas de ganaderos trashumantes dipuestas en la ladera sur de su magnífico
monte de encinas, donde además del recurso forestal se recolectan las famosas trufas negras (coto trufero).
Frente al
pueblo queda la ladera del Cerro de
San Juan, que también es un buen lugar para la práctica del senderismo, con magníficas vistas de toda la zona.