“HOY HACE DOCE AÑOS QUE A QUINTANA REDONDA LE DERRIVARON PARTE DE SU HONOR CON LA DESAPARICION DEL FRONTON”
Aunque era nuestro, era de todos. Incluso de aquellos que no lo querian. De aquellos que en contra de la ley, eligieron, y decidieron vaciar, al mismo tiempo que la plaza, el sentido de muchas cosas en esta pequeña localidad.
A quienes lo defendíamos, nos queda la satisfacion, de que todas las administraciones, nos dieran la razón, y quede como ejemplo; para que todos los pueblos, sigan defendiendo sus legítimos derechos, de reivindicar su historia.
Desde de tantos frentes nos preguntaron muchas veces, cuales eran los motivos que nos impulsaban a recorrer los vericuetos caminos de la ley, para amparar un trinquete de argamasa y piedra, cuya única culpa fue estar en pie, durante los ultimos 70 años, restaurado de otro anterior del año 1867, y ser mudo testigo, de los que se iban, de los que venian, de los que no se fueron nunca, y de los que no volvieron mas;
Vencio la ley de lo absurdo, del saltarse las reglas, y las mas elementales normas de la convivencia. Y aquí, hasta donde llegaron muestras de respeto, por un elemento de nuestro Patrimonio, desde los rincones mas lejanos del mundo y de este país;
Hoy solo queda recordar lo que era y no es, y lamentar, que quien tenian el deber de respetarlo, estaban en nuestra propia casa;
Y lo peor es que esto, hoy, no tiene remedio.
Aunque era nuestro, era de todos. Incluso de aquellos que no lo querian. De aquellos que en contra de la ley, eligieron, y decidieron vaciar, al mismo tiempo que la plaza, el sentido de muchas cosas en esta pequeña localidad.
A quienes lo defendíamos, nos queda la satisfacion, de que todas las administraciones, nos dieran la razón, y quede como ejemplo; para que todos los pueblos, sigan defendiendo sus legítimos derechos, de reivindicar su historia.
Desde de tantos frentes nos preguntaron muchas veces, cuales eran los motivos que nos impulsaban a recorrer los vericuetos caminos de la ley, para amparar un trinquete de argamasa y piedra, cuya única culpa fue estar en pie, durante los ultimos 70 años, restaurado de otro anterior del año 1867, y ser mudo testigo, de los que se iban, de los que venian, de los que no se fueron nunca, y de los que no volvieron mas;
Vencio la ley de lo absurdo, del saltarse las reglas, y las mas elementales normas de la convivencia. Y aquí, hasta donde llegaron muestras de respeto, por un elemento de nuestro Patrimonio, desde los rincones mas lejanos del mundo y de este país;
Hoy solo queda recordar lo que era y no es, y lamentar, que quien tenian el deber de respetarlo, estaban en nuestra propia casa;
Y lo peor es que esto, hoy, no tiene remedio.