Quintanilla ha sido un pueblo tradicionalmente bodeguero. Actualmente muchas se hallan en desuso por problemas de agua. Pero se siguen conservando y llevándose a cabo meriendas. Recuerdos inmensos las relacionadas con este espacio, en el que antiguamente tomaba mucho protagonismo ya que las cuadrillas de hombres, casados o solteros, tenían por costumbre reunirse en ellas para merendar. Cada uno de los componentes del grupo la ponía a disposición de todos cuando le tocaba el turno. Se comía, se bebía, se cantaba, y se contaban muchas anécdotas. Era el lugar de encuentro de las amistades. Particularmente, a la bodega se acudía diariamente en varias ocasiones a buscar el vino para cada una de las comidas y para llevar al campo, algo sin lo cual no se podía salir a trabajar. El vino y la bodega han sido la atracción de todo varón.