Este paraje me trae recuerdos de cuando, siendo niño, caían
nevadas enormes que dejaban Santervás aislado durante semanas. Los chicos y chicas del
pueblo disfrutábamos de lo lindo, lanzándonos ladera abajo y jugando sin parar tirándonos bolas de
nieve, haciendo muñecos y chupando "chuzos", que no eran sino el
agua de deshielo de los
tejados que se helaba de nuevo ante las bajas temperaturas, eran nuestros "polos" invernales. Mientras esto ocurría, nuestros padres se calentaban en la lumbre del hogar
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