Recuerdo los felices días de verano en casa de mis abuelos. Aunque era muy niña, no me olvido de esa preciosa iglesia, la fuente, los huertos, las calles, las gallinas, las heras, los trillos...
De jovencita, los bailes al ritmo de las guitarras de los hombres del pueblo...
Adradas te quiero y te añoro!
Como no. Yo también lo recuerdo cariñosamente, con nostalgia. Siempre he creído que la edad infantil en aquella situación, por ser limpia, sin malas pasiones y todos iguales, siempre la recordaremos. Siempre será MI
PUEBLO, libertad absoluta y respeto hacia todos y todo. Creo que mis hijos y nietos dirán que han nacido en una ciudad mucho más grande que "mi pueblo" pero nunca con el sentido de posesión, que los que nacimos en aquella circunstancia, formábamos parte del mismo, como las cosas que tenía,
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