Te soñaba despierta,
cuando tú aún dormías.
Y allá,
por los largos días de
invierno,
quise ser columpio
en tus ramas floridas.
Me escondía en los
rincones,
porque el frío, celoso…
queriéndome él… yo no lo quería.
¡Cómo susurraba bravucón!
¡Cómo me besaba en la mejilla!
... Que solo tu canción merece la pena.
Que solo tú me devuelves la vida.
Que yo tan solo seré tuya, y tú solamente mía.
... Y por tus gotas de
agua, ¿sabes acaso quién suspira?...
mi corazón, mi tierra y mi nostalgia prendida.