Ensanche del “
Camino la Loma” hacia
Barcebalejo... y otros, ya que como dicen: “todos conducen a Roma”... y ¡menos mal!, porque casi nos perdemos en nuestro afán de inaugurar con nuestros rápidos pasos la roja tierra asentada al borde de los altísimos
pinos.
Cómodo caminar, e impresionante olor nos envuelven en este
paseo que serpentea ligeramente hasta su altozano. Al final, un respiro es obligatorio. La vuelta queda a deliberación: o retomar el mismo, y volver a disfrutar del
paisaje desde otra perspectiva, o desviarse a la derecha para bajar por las distintas opciones que nos ofrece este frondoso
monte.
Evidentemente, nosotros giramos a la derecha.
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