Este post lo escribí para un blog de un compañero. Besos a todos.
La crisis se ha cebado con el obrero medio y por desgracia muchos bajarán o bajaremos el escalón para forma parte de ese suelo de miseria que siempre se ha procurado no mirar. Ahora que vemos a los indigentes, que ya no son invisibles, porque cualquier día seremos compañeros de cartón... apenas podemos ayudarles, pues a duras penas llegamos a fin de mes.
Sus hogares de papel no estarán hipotecados, pero su piel bien sabe de la crisis. ¿Cuántos monedas dejarán de sentir sus manos porque estén pagando un plato caliente en el hogar de un parado? Y si algún día conseguimos abrir una puerta al futuro ¿nos acordaremos de ellos? o ¿volverán a ser esos seres imperceptibles que miramos de soslayo?
Nunca me ha amargado tanto el café de la mañana como el que tomo hoy.
La crisis se ha cebado con el obrero medio y por desgracia muchos bajarán o bajaremos el escalón para forma parte de ese suelo de miseria que siempre se ha procurado no mirar. Ahora que vemos a los indigentes, que ya no son invisibles, porque cualquier día seremos compañeros de cartón... apenas podemos ayudarles, pues a duras penas llegamos a fin de mes.
Sus hogares de papel no estarán hipotecados, pero su piel bien sabe de la crisis. ¿Cuántos monedas dejarán de sentir sus manos porque estén pagando un plato caliente en el hogar de un parado? Y si algún día conseguimos abrir una puerta al futuro ¿nos acordaremos de ellos? o ¿volverán a ser esos seres imperceptibles que miramos de soslayo?
Nunca me ha amargado tanto el café de la mañana como el que tomo hoy.