VALDENARROS: LETRAS MUERTAS...

LETRAS MUERTAS

Mientras suelto las pastillas en las hierbas altas, sonrío a sabiendas de que mañana será el último día de encierro. Mi manuscrito, con toda la verdad, saldrá a la luz, y este manicomio será clausurado. De repente siento cómo alguien tira de mí. Es Antón mi compañero de habitación, que me arrastra sin mediar palabra hasta el viejo olmo. De sus ramas cuelgan impolutas las blancas hojas, y a sus pies yacen desparramadas las ténues letras de grafito. Grito con lágrimas en los ojos: Si me hubieran dejado un bolígrafo, esto no habría pasado.

VACÍO

Mientras suelto las pastillas en las hierbas altas que hay bajo la ventana, miro hipnotizada cómo caen al vacío. Oigo a Pedro llamándome a gritos. No está bien que me trate así. Se lo dije una vez, hace tiempo, y su respuesta la tuve durante un mes impresa en la cara. Ya basta de cobardía, solo necesito un poco de coraje. Me siento sobre el alféizar. Está un poco frío, pero eso no importa ahora. El aire acaricia mi rostro, al tiempo que sonrío pensando en esa nota de suicidio de no dejé.