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VALDENARROS: MADURANDO...

MADURANDO

Sueño con el umbral del atardecer, donde la luz pierdes sus garras y no hiere, donde prevalece esa tibieza que vuelve ligera mi piel.

Son cortas las alas del tiempo, en esas horas de respiración calmada. Bajo mis pies la tierra se relaja. Y así, soñadora, me voy desmayando un poco cada día hasta morir derramada sobre mi propio lecho.

EN ESTOS AÑOS

Cae el atardecer sobre los campos centenarios, y orgulloso respiro mi propia historia junto a los aires del Duero.
Quise ser lluvia, poema perdido entre piel desnuda, o un concierto en do mayor. Y con los codos apoyados en la serenidad y desafío, soy río granate susurrando paisajes en la antesala del placer.

CONTRAPUNTO

–Cuando me vaya, no quiero despedirme con lágrimas en los ojos.
–Entonces déjame que descorche este vino, para que beba en tus labios la última gota que me brinde el adiós.