Su mirada angustiada se desplazaba con nerviosismo sobre las palabras. Leía atropelladamente el contenido de párrafos elegidos al azar. Nuevamente pasó con rapidez varias hojas del manoseado libro de biblioteca. “Esto tiene que ser una pesadilla”, balbuceó con voz entrecortada. Dejó con celeridad trepidante el ejemplar sobre la mesita de noche y abrió el segundo cajón. De él tomó el manuscrito recién acabado y repasó el último capítulo. Los comparó, aún sabiendo ya de la inevitable coincidencia. Incluso el título concordaba: “Tragedia de una vida”.
El sudor y las palpitaciones iban en aumento. No entendía cómo podía ser que ese tal Amado Gopar, hubiera escrito un libro con las mismas palabras que él. Respiraba con dificultad; aún así no pulsó el botón de llamada. Miró la fecha de edición... “ ¡Hace cinco años!”. Pensó que de alguna manera, el autor y él se habían comunicado mentalmente. El aire se hizo más denso en su ansiedad. Se ahogaba. Sin soltar su preciada obra, hizo lo posible por llegar hasta el pulsador. Era demasiado tarde.
Cuando los enfermeros del Hospital Psiquiátrico entraron con el médico de guardia, éste solo pudo certificar su muerte. Hora del fallecimiento: 1:32 Nombre: Amado Gopar.
(Seleccionado en el III concurso de Historias breves de” letras con arte”)
El sudor y las palpitaciones iban en aumento. No entendía cómo podía ser que ese tal Amado Gopar, hubiera escrito un libro con las mismas palabras que él. Respiraba con dificultad; aún así no pulsó el botón de llamada. Miró la fecha de edición... “ ¡Hace cinco años!”. Pensó que de alguna manera, el autor y él se habían comunicado mentalmente. El aire se hizo más denso en su ansiedad. Se ahogaba. Sin soltar su preciada obra, hizo lo posible por llegar hasta el pulsador. Era demasiado tarde.
Cuando los enfermeros del Hospital Psiquiátrico entraron con el médico de guardia, éste solo pudo certificar su muerte. Hora del fallecimiento: 1:32 Nombre: Amado Gopar.
(Seleccionado en el III concurso de Historias breves de” letras con arte”)