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UNA TARDE DE SOLEDAD
Aquel hombre castellano se encontraba en su pueblo, lleno de soledad de las grandes, aquel hombre tenía entonces 24, años, no le quedaban más amigos en su pueblo, unos se habían marchado a diferentes lugares de España, y otros eran mucho más jóvenes que él, aquella tarde de domingo medio fría del mes de noviembre, se daba cuenta de su futuro en aquel pueblo sin demasiada gente, no tenía nadie que fuera de su edad, las pocas mozas se habían casado, y la mayoría se fueron del pueblo a la ciudad, y su camino de hombre soltero iba para largo, en la puerta del único bar en su pueblo, estaba mirando el horizonte, con sus dudas que le hacían amargarse el presente, Su padre tenía una labranza con tractor, que a veces conducía el joven, pero no le dejaba salir con el para irse a pueblo limítrofe, su destino era ahorrar y poder comprar fincas, y otro hermano más pequeño le seguía en su casa, para labrar las tierras, El joven decidido sin pensarlo demasiado, se lanzo andar camino del pueblo de al lado, eran seis kilómetros, y al llegar al bar del lugar, entablo conversación con un conocido suyo, algo mayor que él, los dos hablaron del futuro tan negro en su lugares de origen, y llegaron al momento que era una buena idea marcharse a la ciudad, como los otros mozos que lo habían realizado hace tiempo, Quedaron a los dos días que era martes, y pasaba el coche de línea por ambos pueblos, en el subieron para seguir a su ciudad, y empezar una nueva vida, sin que ninguna familia de ellos dos supieran ni conocieran sus intenciones. No les fue difícil encontrar trabajo, en una obra de unas casas en construcción, empezó su nueva vida, el trabajo era duro, pero bien remunerado, y así empezaron a romper su soledad en ambos pueblos, y con los años tener su vida propia y su familia, no fueron desertores del arado, ni personas locas en su aventura, fue la misma vida la que les llevo a buscarse otra forma de vivir, sin sufrir la soledad de un pueblo sin juventud,
G X Cantalapiedra.
Aquel hombre castellano se encontraba en su pueblo, lleno de soledad de las grandes, aquel hombre tenía entonces 24, años, no le quedaban más amigos en su pueblo, unos se habían marchado a diferentes lugares de España, y otros eran mucho más jóvenes que él, aquella tarde de domingo medio fría del mes de noviembre, se daba cuenta de su futuro en aquel pueblo sin demasiada gente, no tenía nadie que fuera de su edad, las pocas mozas se habían casado, y la mayoría se fueron del pueblo a la ciudad, y su camino de hombre soltero iba para largo, en la puerta del único bar en su pueblo, estaba mirando el horizonte, con sus dudas que le hacían amargarse el presente, Su padre tenía una labranza con tractor, que a veces conducía el joven, pero no le dejaba salir con el para irse a pueblo limítrofe, su destino era ahorrar y poder comprar fincas, y otro hermano más pequeño le seguía en su casa, para labrar las tierras, El joven decidido sin pensarlo demasiado, se lanzo andar camino del pueblo de al lado, eran seis kilómetros, y al llegar al bar del lugar, entablo conversación con un conocido suyo, algo mayor que él, los dos hablaron del futuro tan negro en su lugares de origen, y llegaron al momento que era una buena idea marcharse a la ciudad, como los otros mozos que lo habían realizado hace tiempo, Quedaron a los dos días que era martes, y pasaba el coche de línea por ambos pueblos, en el subieron para seguir a su ciudad, y empezar una nueva vida, sin que ninguna familia de ellos dos supieran ni conocieran sus intenciones. No les fue difícil encontrar trabajo, en una obra de unas casas en construcción, empezó su nueva vida, el trabajo era duro, pero bien remunerado, y así empezaron a romper su soledad en ambos pueblos, y con los años tener su vida propia y su familia, no fueron desertores del arado, ni personas locas en su aventura, fue la misma vida la que les llevo a buscarse otra forma de vivir, sin sufrir la soledad de un pueblo sin juventud,
G X Cantalapiedra.