Margarita, sólo tengo buenos recuerdos de tí, de lo bien que siempre te portaste conmigo cuando era un niño y me dejabas jugar con los animales que tanto me gustaban y de cuando te acompañaba a la dehesa a llevar las
vacas, de cuando me dista a probar el mostillo y los calostros...
Son recuerdos imborrables que siempre estarán en mi memoria.
Donde estés, un beso para tí, Margarita.