ADALIA: MÁS ALLÁ DE LA LITERATURA...

MÁS ALLÁ DE LA LITERATURA

Como dijo Miguel Hdez. en su famosa elegía “Yo quiero ser llorando el hortelano/ de la tierra que ocupas y estercolas/ compañero del alma, tan temprano…”
Como permanecer en silencio ante la muerte de Miguel Delibes. Ahora ya descansa en el cementerio, al lado de tantos inocentes santos castellanos, entre ellos mis padres. Los de las rudas labranzas y sombríos barbechos, por los que tanto anduvo caminando. Ahora ya todo es silencio y paz, sólo le podemos imaginar con los perros de caza y liando un cigarrillo mirando el vuelo de unas Milanas. Un cazador que escribía reivindicando los sombríos campos de castilla, en el que han luchado con dignidad tantos héroes callados del arado y, el con la pluma contra la censura implacable del sistema.
Toda su vida y su obra literaria reflejan hondamente un Valladolid con vida propia, los personajes de sus libros tomados de la propia realidad del campo, aún respiran, porque en nuestro corazón los sentimos cercanos.
Delibes puso voz y sentimientos a los marginados y, sobretodo puso su inabarcable sabiduría. El Sr. Cayo con su disputado voto, era la filosofía parda del pueblo llano; la sencilla verdad humanista, que le ha engrandecido ante todo por esa visión ética de la vida.
Reconocer que se nos fue el mejor que nos quedaba. Ahí queda su obra. Siendo maestro de muchos grandes, ya desaparecidos como Francisco Umbral, José Luís Martín Descalzo etc… En aquella lejana redacción de “El Norte de Castilla”.
El hombre humilde, sin el ego, que suele brillar en casi todos los oficios, por la falta de sencillez. Cuando murió su esposa, ya dijo que se fue “la mejor mitad de si mismo”. Aunque la sonrisa, no apareciera fácilmente en su cara, sólo atisbos instantáneos, ante su peripecia personal. Porque ya nos imaginamos, la felicidad si es muy continua es incierta y, siempre temeríamos que algo malo estaría a punto de ocurrirnos.
Pero es destacable el amor a Ángeles su mujer, la que su prematura muerte le privó de esa suerte, en uno de los mejores matrimonios. “La sola presencia aligera la pesadumbre de vivir”, una bonita frase que hizo suya. ¿Pero es que se puede decir algo tan bello y profundo de una mujer…? Por eso no es de extrañar que no deseara más tiempo. “Doy mi vida por vivida”. Muy pocas veces la vida es como la soñamos, como la pensábamos de jóvenes.
Después llegó “El Hereje”, de un calado aún mayor, una obra cumbre. Donde desentraña todos los fantasmas ancestrales de una mala conciencia social. Con esa libertad en la lucha con pluma y escopeta; Como el mismo Cervantes deshaciendo entuertos aunque sea con el “Santo Oficio”. (Quizá por eso no le dieran el premio Nóbel). A Cipriano Salcedo le libera de la condena eterna de la inquisición. Más que retratar al hereje, es quizá sacarse una espina por amor propio, y poner en su sitio al sentido común, ante el sofisma y, tantas injusticias históricas.
Aunque esa novela no se haya llevado aún al cine, todos los que la releemos la vemos en movimiento, viendo a Cipriano Salcedo con su caballo, cabalgando como un Quijote por las sendas Castellanas.
En fin, lo bueno siempre queda y, aunque se tenga la sensación de ser un perdedor, en el fondo uno escribe, o cantas o bailas etc… por la satisfacción que te produce a ti mismo. En el caso de Miguel Delibes ya está en el paraíso, más allá de la literatura.

Jacinto Herreras Martín