¡FELIZ NAVIDAD! a todos mis compatriotas que pasamos nuestra niñez y juventud en Adalia y pueblos limítrofes. Sí que la vida era distinta porque éramos jóvenes y la ilusión nos producía la alegría de vivir; aunque no tuvieramos muchas cosas lo teníamos todo... Escuchando las dedicatorias en la radio desde el calor del hogar, que era más que una lumbre, era el amor y el cariño de las familias unidas donde nos reuníamos en la Iglesia del pueblo para cantar los villancicos con las castañuelas panderetas y el almirez. Tiempos no tan consumistas que en estos que nos ha tocado vivir. Nos hemos ido haciendo viejos viendo pasar la vida muy deprisa y, ahora aquel tiempo del pueblo es un tesoro en nuestra mente, recordando es como volver a vivir, repitiendo la película de los buenos recuerdos. Un abrazo para todos