Hay un poema atribuido a mi abuelo, un tanto místico. Como si de una auto-elegía se tratara, se le escuché recitar siempre a mí tia Pilar y a mí padre.
MÁS ALLÁ DE LA MUERTE
Diz amigo trovador
que en época no remota
falleció cerca de Mota
un poeta labrador.
Y que al sepultura dar
a su cuerpo frío e inerte
fue sepultada su muerte
por todos los del lugar.
¡Que muy bueno...! unos decían
¡un santo fue!, murmuraban
toda su vida loaban
toda su muerte sentian.
Mas no cansar, había muerto
después de vivir dichoso
en la mansión del reposo
dejaron al bate yerto.
Mientras su alma volaba
Cenit, arriba a dar vuelo
y los zaguanes del cielo
con ágil llamar turbaban.
Dicen también que las puertas
sobre sus goznes girando
iba al trovador mostrando
la mansión divina abierta.
Y Polimnia por un lado
y seres de otro con cariño
me dieron cuando era un niño
una lira u un arado.
Yo los tomé con ardor
y en mis años juveniles
presenté los dos perfiles
de poeta y labrador.
Dueño de ambos "aparatos"
ya trigo, ya madrigales
entre versos y cereales
pasaron mis días gratos.
Con amorosa frecuencia
oír supe los rumores
de ave, brisa y flores
la voz de la providencia.
Y de rodillas postrado
desde el surco miré al cielo
pidiendo pan y consuelo
pulsando lira y arado.
No conocí la perfidia
en Tí creí, y en tu glria
y en mí terrenal historia
no manché jamás la envidia.
Socorrí al necesitado
alenté al que desespera
y, alimenté la quimera
de volar pronto a Tu lado.
Tuve hijos, de aquel mundo
de donde soy peregrino
huyo a tu Reino divino
de maravillas fecundo.
Cesa de narrar tu historia
dijo el Señor, si que es bella
pasa a unirte siempre a ella,
¡que eres digno de la gloria!.
Melitón Herreras
MÁS ALLÁ DE LA MUERTE
Diz amigo trovador
que en época no remota
falleció cerca de Mota
un poeta labrador.
Y que al sepultura dar
a su cuerpo frío e inerte
fue sepultada su muerte
por todos los del lugar.
¡Que muy bueno...! unos decían
¡un santo fue!, murmuraban
toda su vida loaban
toda su muerte sentian.
Mas no cansar, había muerto
después de vivir dichoso
en la mansión del reposo
dejaron al bate yerto.
Mientras su alma volaba
Cenit, arriba a dar vuelo
y los zaguanes del cielo
con ágil llamar turbaban.
Dicen también que las puertas
sobre sus goznes girando
iba al trovador mostrando
la mansión divina abierta.
Y Polimnia por un lado
y seres de otro con cariño
me dieron cuando era un niño
una lira u un arado.
Yo los tomé con ardor
y en mis años juveniles
presenté los dos perfiles
de poeta y labrador.
Dueño de ambos "aparatos"
ya trigo, ya madrigales
entre versos y cereales
pasaron mis días gratos.
Con amorosa frecuencia
oír supe los rumores
de ave, brisa y flores
la voz de la providencia.
Y de rodillas postrado
desde el surco miré al cielo
pidiendo pan y consuelo
pulsando lira y arado.
No conocí la perfidia
en Tí creí, y en tu glria
y en mí terrenal historia
no manché jamás la envidia.
Socorrí al necesitado
alenté al que desespera
y, alimenté la quimera
de volar pronto a Tu lado.
Tuve hijos, de aquel mundo
de donde soy peregrino
huyo a tu Reino divino
de maravillas fecundo.
Cesa de narrar tu historia
dijo el Señor, si que es bella
pasa a unirte siempre a ella,
¡que eres digno de la gloria!.
Melitón Herreras