Cuantas veces hemos ido en bicicleta mi prima Raquel y yo desde Olmedo. Las casas caidas el silencio de sus calles vacias. La sensación no era de pena, sino de nostalgia de un tiempo pasado en el que los niños jugaban en su plaza. Y la iglesia también da pena verla actualmente desde esta perspectiva ya que se pueden observar todos los desperfectos que tiene. Pero lo peor es que parece ser que nadie se hace cargo de su arreglo. Con lo bonita que esta en esta foto la charca y la pena que da verla desde hace muxisimos años. La charca donde cazabamos ranas de pequeños.