MÁS ALLÁ DE LA MIRADA
¿Cuántas miradas hemos visto alguna vez que recordaremos para toda la vida…?
Hay personas desconocidas a las que miramos por vez primera a los ojos, y sentimos una intuición, una sensación de que nos conocemos de algo. ¿Nos reconocemos…? Curioso, pero nos recuerda algo del pasado.
Viendo la película de “Orígenes” me ha hecho pensar que algo misterioso, más allá de lo científico ocurre detrás de nuestro iris, ya que cuando vemos unos ojos por vez primera, unas personas nos caen mejor que otras sin haber mediado palabra. Yo he pensado siempre que podría ser por el tema de las feromonas. Algo tan maravilloso de la naturaleza que, en el caso de los insectos se transmiten. Las mariposas que no son más que una mancha si la aplastamos, y que saben muy bien cómo comunicarse o encontrarse en medio de un bosque. ¿Que no será capaz de poseer el ser humano…?). Hay un lenguaje subliminal que no conocemos bien.
Mirando a los ojos simplemente, se puede dialogar… (Es más, si yo me tuviera que volver a enamorar, prescindiría de las palabras, que son algo mentirosas a veces. Me gustaría poder dialogar con la mirada, sin mediar palabra alguna). Los ojos son el espejo del alma y algo más, hay algo mágico en todo esto. ¿Qué ocurre con los famosos flechazos…? Hay algo muy superior en nosotros que no terminamos de conocer bien, más allá del conocimiento de la iridología que conoce bien los mapas de las manchas del iris, hay una parte oculta, yo diría que al otro lado de lo puramente físico trasciende un componente espiritual que nos conecta con la intuición y los sentimientos. Algo superior a nosotros mismos que nos sobrepasa y nos dirige inconscientemente su luz, quizá una luz algo sublime en algunos ojos. Miradas que reflejan frialdad o calor humano. Miradas airadas, amor, odio soledad etc… En el plano poético decir la frase de Kafka “Un libro debe ser el hacha que rompa el mar helado que hay dentro de nosotros”. Los poemas reflejan mejor la fuerza que transmiten los sentimientos que movilizan al mundo… Sí, como si fueran una brújula para despertar el amor. Y, algunas son como una sonrisa ya que va más directo a la biometría del iris, es decir al alma humana, más allá de la mirada.
Jacinto Herreras Martín
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