NADIE ES PROFETA EN SU TIERRA (Silencio atronador)
Siempre me ha parecido el nombre de mi
pueblo un lugar irreconocible para otros, a pesar de haberlo visto escrito en latín, en griego, en español en más de 20 formas distintas, y habérmelo hecho escribir en caracteres cirílicos y arábigos, y siempre creí que la frase evangélica, en boca de Jesús, al encontrarse con sus paisanos: «Ningún profeta es bien acogido en su tierra» (Lucas, 4, 24), era una hipérbole. Sin embargo, la vida me ha metido en
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